¿Conoces el juego “Simón dice”? Así se juega — todos deben escuchar atentamente las órdenes y luego obedecer. En una clase de arte en primer grado cuando todos jugaban a “Simón dice”, esto es lo que pasó.
Daniel fue elegido para ser Simón. Su primera orden fue: “Simón dice, ¡pon tus manos sobre la cabeza!” Todos lo siguieron. Luego Daniel ordenó: “Simón dice, ¡pon tus manos sobre los hombros!” Hicieron eso también. Como toda la clase era muy buena para seguir órdenes, comenzó a dárselas más rápido para hacerlo más difícil.
Carolina se dio cuenta de que Daniel decía rápidamente una cosa y luego hacía otra para tratar de engañarlos. Decía: “¡Pon tus manos sobre la cabeza!”, pero él las ponía sobre los hombros. Carolina conocía sus trucos, así es que para asegurarse de no caer en la trampa, ella iba a cerrar sus ojos y solamente escuchar sus instrucciones. De esta manera Simón no la podría engañar. Ella era muy buena en el juego.
Lo que tenemos que hacer todos los días es escuchar lo que Dios nos ordena. De manera que, o escuchamos a Dios, la Verdad, o podemos ser engañados por lo que no es lo que Dios nos ordena. La Ciencia Cristiana enseña la verdad acerca de Dios y Sus hijos, para que no seamos engañados. La Biblia nos dice que todos somos hijos de Dios creados “a su imagen”. Gén. 1:27; Ésta es la verdad acerca del hombre verdadero, tú y yo, así es que, ¿por qué ser engañados a creer una mentira sobre nosotros mismos?
No importa qué cosas malas tengamos frente a nuestros ojos, debemos estar seguros de que prestamos atención solamente al bien que Dios nos dice, los buenos pensamientos que Él nos da. Sabemos que Dios y Su idea perfecta, el hombre, no están nunca separados. “Dios es Todo-en-todo”,Ciencia y Salud, pág. 113. dice Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud. Ésta es la verdad, y Sus hijos lo reflejan a Él perfectamente. Puesto que Dios es Amor, nosotros somos afectuosos. Puesto que Dios es Verdad, nosotros somos sinceros. Nada puede engañarnos para que seamos otra cosa.
¿No somos todos los hijos de Dios y como Él? ¡Naturalmente! Así que, la próxima vez que te veas tentado a mirar o escuchar algo malo olvídate de lo que dice el tramposo Simón y escucha a Dios, el bien. Él está siempre diciéndote lo que es verdadero, y ¡siempre ganarás!