Periodistas, locutores y aquellas personas que viajan por el mundo, nos informan de la desigualdad e insuficiencia de los recursos mundiales para hacer frente a la provisión de alimentos. Las dificultades que se enfrentan para proveer el alimento necesario parecen abrumadoras. Mucha gente pareciera estar condenada a pasar el resto de sus vidas en desesperación e inanición. ¿Cómo podemos ayudar a prevenir una crisis mundial de alimentos?
Los dedicados trabajadores de las muchas organizaciones de asistencia aparentemente han fracasado en su propósito de contener la ola de hambre, a pesar de sus titánicos esfuerzos. Las medidas tomadas, nacionales e internacionales, apenas si han comenzado a suplir la necesidad. La respuesta final tiene que residir en el reino espiritual, donde muchas soluciones eficaces ya han sido encontradas.
La Sra. Eddy nos asegura: “Un milagro cumple la ley de Dios, pero no la quebranta”. Más adelante, en el mismo párrafo, dice: “El milagro no introduce desorden, sino que revela el orden primitivo, estableciendo la Ciencia de la ley inmutable de Dios”.Ciencia y Salud, págs. 134–135;
Las conocidas maravillas obradas por Moisés, los profetas y Jesús, fueron el resultado de la actividad de la ley espiritual — ley que todavía se puede aplicar con confianza. El orden que esta ley saca a luz es un orden espiritual, que existe en el universo espiritual. La Ciencia Cristiana declara que la materia, con todas sus discordancias e imperfecciones, es irreal — una ilusión de una consciencia errada y que yerra. Siempre podemos detectar el error, o sea la materialidad, por su imperfección, por su divergencia de la Verdad. Mas cuando discernimos lo que es espiritualmente cierto nos acercamos más a lo bueno y eterno; nos acercamos más a Dios, el Amor, y a Su inherente perfección.
Uno se puede preguntar: ¿Qué tiene todo esto que ver con el alimentar a millones de seres hambrientos? El que razona espiritualmente sienta las bases para soluciones prácticas reconociendo que la realidad ilustra la perfección absoluta; perfección que es sostenida por una ley espiritual ya establecida que se puede hacer sentir en las imperfecciones de la sociedad humana.
Dios y Su expresión es todo lo que existe — no existe nada más ni nada menos que la perfección. Porque Dios es Amor, toda realidad es el producto del Amor infinito. ¿Puede haber perfección mayor que el Amor infinito? Nada existe excepto lo que Dios es y lo que Le expresa. Dios se manifiesta mediante ideas espirituales perfectas. ¿Las reconocemos? ¿Nos percatamos de cuánto nos beneficia este reconocimiento?
La presencia activa de las ideas espirituales se evidencia en honradez, diligencia, utilidad, perseverancia, confianza, sabiduría, intuición, economía, paz, amor y otras cualidades por el estilo. Estas cualidades constructivas son vitales para la producción y distribución más sabia de alimentos, combustibles y otras cosas necesarias para la existencia humana. Prestar mayor atención a las ideas espirituales en nuestra vida diaria, tiene que mejorar la situación humana. La Sra. Eddy dice: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria”.Escritos Misceláneos, pág. 307; Estas ideas espirituales indican la perfección de Dios, y en esto estriba su bien tangible.
Por cierto que hay muchas más ideas espirituales a nuestra disposición para expresar de lo que por lo común nos damos cuenta. Los dones más elevados del Espíritu, tales como el entendimiento espiritual, la pureza mental, la receptividad a la inspiración y la confianza constante, desarrollan nuestra capacidad para demostrar más eficientemente en la tierra la perfección que existe eternamente en la realidad. Los patriarcas, Moisés, los profetas y Cristo Jesús, todos demostraron el gran poder para el bien que se encuentra en la verdadera espiritualidad.
La perfección es absoluta; no puede aumentarse, ni puede disminuirse, pero sí puede demostrarse. La perfección no es el sueño diurno de una mente febril; es realidad tangible; una meta que puede alcanzarse y que cuenta tanto con precedente bíblico como con autoridad divina. Jesús requirió perfección cuando dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Mateo 5:48; La perfección que Jesús requirió incluye un estado espiritual de consciencia que ajusta la manifestación de los asuntos humanos a la voluntad de Dios.
¿Cómo respondemos a la pregunta de siglos: “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” Gén. 4:9; La Ciencia Cristiana nos enseña que todos somos guarda de nuestros hermanos, mas esta custodia es espiritual. Tenemos la responsabilidad de mantener en nuestro pensamiento la dignidad sin menoscabo del hombre individual como la expresión misma de Dios, sostenida por el poder de la Mente.
Cualquiera puede recibir las grandiosas ideas de la Mente que pueden enseñar cuándo, dónde y cómo desarrollar nuevos y desconocidos cursos y recursos. La percepción infinita ciertamente no está limitada por conceptos finitos de economía, ecología y tecnología convencionales. Los grandes líderes espirituales demostraron esto. Jesús multiplicó los peces. Moisés hizo brotar agua de la roca. Eliseo mantuvo el aceite fluyendo hasta que la necesidad de la viuda fue abastecida. La Sra. Eddy escribe: “Existe hoy día el peligro de repetir la ofensa de los judíos, limitando el Santo de Israel y preguntando: ‘¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto?’ ¿Qué no puede hacer Dios?” Ciencia y Salud, pág. 135;
Si no fuera por las ligaduras terrenales del convencionalismo de conceptos basados en la materia, todos tendrían lo que por derecho les pertenece. Muchos yugos han sido puestos sobre los hombros de la humanidad. Los errores de dogmas religiosos, pobre planificación, inestabilidad política, confusión económica, desatinos sociológicos, a todo ello se le atribuye en cierta medida la presente escasez de alimentos. Si al parecer estamos aprisionados por problemas, tenemos que admitir con toda honradez que nosotros, como integrantes de la humanidad, hemos ayudado a construir esta prisión.
En cierta ocasión en que se encontraba reunido con miles en el desierto, Jesús le pidió a sus discípulos que proveyeran a la necesidad de la multitud. Les dijo: “Dadles vosotros de comer”. Mas ellos, sintiéndose impotentes, respondieron: “No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces”. Mateo 14:16, 17; ¿Nos encontramos nosotros, al igual que los discípulos del Maestro, abrumados por la monumental evidencia del problema, o hemos aprendido a mirar más allá del error hacia el hombre verdadero, sin yugos, libre, inteligente y siempre mantenido por una ordenada afluencia de ideas espirituales?
Comprendiendo que el hombre es el representante de Dios, desarrollamos el potencial que nos es inherente. El progreso del mundo debe aparecer primero en la consciencia de aquellos que comprenden la Verdad, antes de que el correspondiente desarrollo económico pueda evidenciarse de manera más general. Tenemos la obligación moral de invertir el error que agobia a las naciones subdesarrolladas con limitaciones y opiniones mortales, que se basan en un concepto convencional, material, acerca de lo que constituye la verdadera existencia. En la Verdad ninguna idea de Dios se encuentra jamás subdesarrollada. Todas las ideas reflejan la integridad inherente a Dios. Si la apariencia fuera de subdesarrollo, éste se puede vencer en el pensamiento. En vez de permitir que el materialismo oscurezca los verdaderos objetivos de la vida y sugiera conceptos erróneos acerca de un hombre limitado, debemos destruir estos errores en nuestro propio pensamiento.
Manteniendo firmemente a la vista la meta principal, que es el reconocer y demostrar la semejanza de Dios, la cual existe eternamente en perfección, no necesitamos sentirnos ansiosos sobre cómo se va a realizar la manifestación de este hecho espiritual. Confiando en Dios, echamos a un lado los falsos conceptos limitativos y dejamos que Él se encargue de la evidencia en el plano humano. Jesús dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” 6:26. El gobierno infalible del Amor es incapaz de permitir escasez, merma o inanición, sino que prodiga sobre el hombre riquezas y honores infinitos. Al hombre le ha sido concedido dominio sobre todo, y cuando comprendemos este dominio otorgado por Dios, ninguna circunstancia o condición puede estorbar que lo ejerzamos.
La Ciencia Cristiana nos capacita para responder al mandato del Maestro “Dadles vosotros de comer”, de una manera práctica y efectiva. No admitimos que haya pobreza y después tratamos de aliviarla. Reconocemos la imparcialidad de Dios para con toda la humanidad. En verdadera hermandad espiritual podemos mentalmente sacar a nuestro hermano de bajo la sombra de la materia y restaurarle la dignidad y soberanía de su verdadero ser como idea espiritual de Dios, subordinado sólo al Amor. Sabemos que el mismo Amor que nos alimenta a nosotros alimenta también a toda la humanidad, y a medida que comenzamos a reconocer con gratitud esta única fuente de bien, la verdad que aceptamos nos libertará a nosotros y beneficiará a todos aquellos en quienes pensamos. El mandato del Maestro, “Dadles vosotros de comer”, no habría sido dado si fuera imposible de cumplir.
Todos pueden valerse de la ley de Dios, liberarse a sí mismos, y comenzar a liberar a la humanidad colectivamente de la amenaza de carencia, limitación y privación. La ley de Dios es libertad, perfección y paz. El universo de Dios se distingue por la suprema excelencia de Su infinita perfección. La humanidad tiene riquezas infinitas en Dios, la Verdad. Podemos proveernos de ellas y dárselas a conocer al mundo.
Porque no digo esto para que haya para otros holgura,
y para vosotros estrechez,
sino para que en este tiempo, con igualdad,
la abundancia vuestra supla
la escasez de ellos,
para que también la abundancia de ellos
supla la necesidad vuestra,
para que haya igualdad.
2 Corintios 8:13, 14
