Periodistas, locutores y aquellas personas que viajan por el mundo, nos informan de la desigualdad e insuficiencia de los recursos mundiales para hacer frente a la provisión de alimentos. Las dificultades que se enfrentan para proveer el alimento necesario parecen abrumadoras. Mucha gente pareciera estar condenada a pasar el resto de sus vidas en desesperación e inanición. ¿Cómo podemos ayudar a prevenir una crisis mundial de alimentos?
Los dedicados trabajadores de las muchas organizaciones de asistencia aparentemente han fracasado en su propósito de contener la ola de hambre, a pesar de sus titánicos esfuerzos. Las medidas tomadas, nacionales e internacionales, apenas si han comenzado a suplir la necesidad. La respuesta final tiene que residir en el reino espiritual, donde muchas soluciones eficaces ya han sido encontradas.
La Sra. Eddy nos asegura: “Un milagro cumple la ley de Dios, pero no la quebranta”. Más adelante, en el mismo párrafo, dice: “El milagro no introduce desorden, sino que revela el orden primitivo, estableciendo la Ciencia de la ley inmutable de Dios”.Ciencia y Salud, págs. 134–135;
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