Generalmente se considera que la gratitud se expresa con un “gracias” por parte de aquellos que han recibido algo de otros. La gratitud establece una corriente de mutuo aprecio entre quien da y quien recibe.
La Ciencia Cristiana nos trae un enfoque diferente — una visión más profunda — que la del mero agradecer favores recibidos. La Sra. Eddy dice: “La gratitud es mucho más que una mera expresión verbal de reconocimiento. Las acciones expresan más gratitud que las palabras”.Ciencia y Salud, pág. 3;
Dios es Mente todo activa, que se está manifestando incesantemente en ideas espirituales. En el universo de Dios todo es acción; la Mente está consciente de su propia creación, el hombre y el universo, los cuales reflejan la acción de la Mente. Esta acción constante de la Mente divina no es como la acción humana, que se manifiesta en un momento y luego cesa, porque Dios es la Mente inagotable que jamás se interrumpe, cesa, o decae.
Puesto que Dios es acción constante — la Mente reflejada en Sus manifestaciones — la gratitud, vista espiritualmente, es el reconocimiento constante de que Dios se está expresando siempre mediante Sus ideas. Esto es lo que Cristo Jesús percibió y aplicó. La Biblia muestra que la manera de Cristo Jesús de dar gracias era diferente; no necesitaba una acción humana previa.
En una oportunidad, al tener que alimentar a una multitud con solamente cinco panes y dos peces (ver Juan 6:5–13), Jesús previamente dio gracias, pero no por lo que ya había recibido. Evidentemente los panes y los peces que tenía en sus manos apenas habrían alcanzado para unos pocos. Su gratitud fue el reconocimiento previo de la acción incesante de la Vida divina, manifestada en provisión abundante. Jesús no necesitó ver la abundancia antes de expresar su agradecimiento.
En la tumba de Lázaro, Jesús también dio gracias: “Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes”. Juan 11:41, 42; La gratitud no estaba en esta oportunidad motivada por las circunstancias porque Lázaro aparentemente estaba muerto y sepultado. Jesús dio gracias antes de que hubiera ninguna reacción humana. Sus palabras “siempre me oyes” fueron su reconocimiento de la acción incesante de la Mente divina. Este reconocimiento sirvió para quitar la piedra — el testimonio mortal — de la consciencia de todos los presentes y así pudieron ver demostrada la acción inagotable de Dios. Lázaro resucitó.
Con su percepción espiritual Jesús debe de haber comprendido que la gratitud es el reconocimiento de la acción espiritual. Él sabía que la gratitud nada tiene que ver con los conceptos de tiempo y espacio.
La Sra. Eddy también percibió el poder de la gratitud. Un estudio profundo del significado espiritual de la gratitud que se describe en el primer capítulo de Ciencia y Salud nos capacita para orar científicamente. Esta oración no es una mera petición para que nuestra experiencia humana cambie y así poder luego expresar nuestra gratitud. Es saber que la obra de Dios ya está hecha y que es armoniosa y perfecta. No necesitamos pedir a la armonía que sea armoniosa y luego dar gracias. Sería absurdo pedirle a la perfección que sea perfecta y luego dar gracias. Podemos expresar nuestra gratitud ahora por saber que en este momento el reino de Dios es perfección armoniosa y armonía perfecta. Reconcocer esta acción incesante es verdadera gratitud.
Esta gratitud trae curación, porque elimina el concepto limitativo de que algo sucedió en cierto momento que necesita ser curado y que en algún período de tiempo va a cesar. Lo único que sucede realmente es Dios manifestándose en Su universo.
La gratitud abre las puertas de la consciencia humana a las riquezas constantes de Dios. Por medio de la gratitud — el reconocimiento del reino de Dios dentro de nosotros — podemos resucitar a los Lázaros en la consciencia humana. Dios está constantemente consciente de Sus propias ideas y, por lo tanto, Sus ideas están siempre recibiendo Sus bendiciones. Por eso es que Cristo Jesús pudo decir: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. Mateo 6:8; Y enseguida les enseñó a sus discípulos cómo orar. Nos dio el Padre Nuestro, la máxima expresión de gratitud. Una comprensión espiritual de esta oración puede solucionar cualquier problema.
La gratitud expresada en esta oración es un poderoso reconocimiento de que Dios es omnipotente, supremo, el único poder; es la acción del sentido espiritual percibiendo eternamente la verdadera naturaleza de Dios y del hombre; aporta el gozo de saber que todo es Amor — que todo es el bien, la armonía, sin ningún lapso de interrupción. La Sra. Eddy incluyó el Padre Nuestro en el capítulo “La Oración” en Ciencia y Salud, junto con la interpretación espiritual de esa oración.
Así vemos que la gratitud deja de ser meramente una expresión humana de agradecimiento; pasa a ser un profundo reconocimiento espiritual del poder absoluto y siempre presente de la acción infinita y sin límites de Dios. Y este reconocimiento trae curación.
Muchas veces el reconocimiento humano de lo que ya hemos recibido humanamente es un primer paso para abrir nuevos caminos en nuestro pensamiento y así entonces poder ver la gratitud como el reconocimiento de lo que ya somos y tenemos como hijos de Dios.
Cuando percibimos lo que es la gratitud verdadera, podemos aplicar el sentido espiritual del Padre Nuestro, que libera de toda esclavitud. Podemos demostrar la gratitud expresada en la última frase del Padre Nuestro y su interpretación espiritual dada por la Sra. Eddy. Podemos reconocer humildemente que no necesitamos pedir nada, porque ya Dios nos lo ha dado todo:
“Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, para siempre. Porque Dios es infinito, todo poder, todo Vida, Verdad, Amor, está por encima de todo, y lo es Todo”.Ciencia y Salud, pág. 17.
 
    
