¿Qué podemos hacer para ayudar cuando oímos sobre derramamiento de sangre y brutalidad en varias partes del mundo que están en conmoción?
Podemos instar a nuestros respectivos gobiernos a actuar con responsabilidad, justicia y honorabilidad en las relaciones exteriores. Como ciudadanos activos podemos apoyar convenios establecidos cuando sea posible. Podemos alentar a que se gobierne por medio de la razón en lugar de la fuerza.
Pero lo más importante es que ¡podemos orar! Ya esté el azote de la guerra muy cerca nuestro o a miles de kilómetros de distancia, nuestras oraciones honestas y confiadas pueden ayudar a destruirlo.
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