A los chicos de mi clase en la escuela les gusta hablar de lo fuerte que son. A mí también. Yo me equivoqué acerca de la fuerza porque cuando pensaba en ser fuerte, peleaba con bolas de nieve.
Ahora sé lo que es ser fuerte. Es escuchar a Dios y no a la mente mortal o a pensamientos equivocados. Ahora estoy contento porque escucho a Dios y a Su amor e ideas. Me hace sonreir. ¡Y me siento muy fuerte!
Estimados redactores:
Nuestro pequeño hijo, Jason, asistía a un jardín de infantes unos días a la semana cuando tuvo esta experiencia. Por varios días, cuando salía de la escuela lo vi con lágrimas en los ojos. Parece que algunos de los chicos más grandes se juntaban y lo bombardeaban con bolas de nieve.
Hablamos sobre varios de los artículos para niños que aparecen en El Heraldo de la Ciencia Cristiana, y de las historias en la Biblia sobre David y Goliat, y de Daniel también. Esto le quitó el temor y otra vez comenzó a gustarle la escuela. Los chicos dejaron de molestarlo casi de inmediato.
Poco después de esta curación, me dio esta historia que él había escrito con lápices de colores. Me dijo que era para los niños que leen el Heraldo.
