La escasez de alimentos es un problema serio y persistente. Los intentos que se hacen para aliviar la situación, van desde experimentos para controlar la natalidad hasta el desarrollo de nuevos y más prolíferos cultivos y trabajos de investigación para cultivar el mar. Sin embargo, millones de personas sufren todavía de desnutrición y mueren de hambre. Esta condición afecta a tantos, que todos aquellos que se interesan por la humanidad no pueden evitar el deseo de hacer algo. Hay algo que todos podemos hacer. Podemos darle a esta situación nuestra atención espiritual.
Según los sentidos físicos, dependemos de alimento material. Se supone que nuestra salud y vigor están relacionados con su cantidad y calidad. Sin embargo, el hombre, como se entiende en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), es el satisfecho reflejo de Dios. El hombre es completamente espiritual y está sustentado por las ideas que emanan de Dios. Estas ideas sustentan al hombre porque el hombre está comprendido en ellas; él es la compuesta expresión de Dios, e incluye toda idea correcta, y cada idea es completa y permanente.
Esta verdad metafísica puede relacionarse con el problema de los alimentos por ser inadecuados, escasos o de baja calidad. Pero, ¿cómo podemos relacionar estos hechos con la humanidad sufriente?
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!