Hace años que soy estudiante de la Ciencia Cristiana y he tenido muchas curaciones, incluyendo la curación de estómago caído. Mi alimentación había sido reducida a tres tazas de té y tres galletas por día cuando tuve una vislumbre de que Dios, el Espíritu, es supremo y que la materia no sostiene la Vida, que es Dios. Entonces sané. Gracias a Dios y a la ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana, también fui curada de un tobillo dislocado en veinticuatro horas. Experimenté estas dos curaciones mediante la oración cuando recién conocía la Ciencia Cristiana. Tenía mucha fe en Dios, pero no comprendía mucho todavía de esta Ciencia divina.
Hoy doy gracias a Dios por una demostración que ocurrió después que se amplió nuestra comprensión de Dios y de Su ley de amor y armonía. Hacía mucho tiempo que mi hermana y yo buscábamos un lugar tranquilo donde vivir, pues donde estábamos viviendo las circunstancias eran tan difíciles que no podíamos orar ni estudiar como deseábamos. Abrigamos la idea de hogar en nuestro pensamiento. El tiempo pasaba y las cosas no cambiaban. Fuimos a ver muchos lugares, pero por una cosa u otra no nos convenían.
Consultamos a una practicista para ampliar nuestra comprensión y ella nos ayudó a percibir y comprender que podíamos liberar nuestro pensamiento de temor y de ansiedad, y tener más confianza en Dios. Le explicamos a la practicista la dificultad que teníamos para estudiar en esa casa, donde siempre había ruido y falta de armonía. Ella nos indicó que el Himnario de la Ciencia Cristiana nos podía ayudar a obtener inspiración y que podíamos llevarlo siempre con nosotros. Nos buscó en la Concordancia del Himnario muchos himnos que hablan del hogar verdadero. ¡Cada himno puede considerarse como una oración de inspiración! Con estas indicaciones y un concepto más espiritual de lo que es el hogar, encontramos nuestro lugar. Ahora estamos viviendo en el nuevo hogar que tanto habíamos deseado.
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