Una confianza radical en Dios, la Verdad divina, involucra mucho más que el mero abstenerse de recurrir a la medicina material. Aun cuando el no mezclar los dos sistemas de curación es un buen comienzo, mucho más que esto se requiere. Una confianza radical demanda no sólo acción radical sino también pensamiento radical. En efecto, la acción radical que es sabia y eficaz depende de la manera radical de pensar que se funda en lo verídico. Y la Ciencia Cristiana provee la comprensión necesaria.
La manera de pensar radical que se basa en la Verdad y jamás vacila ante la evidencia material, aporta la liberación deseada. Apartarse de los métodos materiales y confiar científica y totalmente en Dios, resulta en curación.
Cuando un practicista ayuda a alguien a obtener curación física por medios espirituales, a menudo descubre que los síntomas físicos de la enfermedad no son más tenaces que los vacilantes estados mentales que retardan la curación. Cualquiera sea la evidencia física, esos estados mentales casi siempre se manifiestan en cada caso. El paciente que confía radicalmente en la Verdad invariablemente obtiene la victoria sobre estos errores mentales. La Sra. Eddy enfáticamente nos recuerda: “Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación”.Ciencia y Salud, pág. 167;
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