El hombre no es una estadística.
Los diarios, centros de empleo y oficinas de gobierno afanosamente compilan estadísticas acerca del número de personas, tipos de empleos y tendencias del mercado. Pero las estadísticas no determinan ni siquiera describen verdaderamente las posibilidades o condiciones de un individuo respecto del trabajo. Las estadísticas acerca del empleo no tienen por qué ser más amenazadoras que las noticias acerca del largo de las faldas, que también suben y bajan pero no tienen efecto alguno sobre nuestra identidad.
La verdad del ser es que la individualidad y el destino del hombre son espirituales. Por lo tanto, la perspectiva de su existencia está determinada y se define espiritualmente. Como dice la Biblia, “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Juan 4:24; Pablo lo dice aún más concisamente: “En él vivimos, y nos movemos, y somos”. Hechos 17:28; “Permaneced firmes en la verdad del ser”, dice la Sra. Eddy, “en oposición al error de que la vida, la sustancia o la inteligencia puedan estar en la materia”.Ciencia y Salud, pág. 418;
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