Dos veces al año, la semana previa a la Asamblea Anual en junio y a principios de noviembre, La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana celebra una reunión con el propósito de elegir nuevos miembros de La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts. Los requisitos de afiliación son tener por lo menos doce años de edad, creer en las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y no estar afiliado a ninguna otra denominación religiosa.
Es muy seguro que algunos de los aspirantes en cada lista de candidatos ya sean miembros de una sociedad o de una iglesia filial de La Iglesia Madre. Otros todavía no habrán dado este paso. Pero con el tiempo, la mayoría de estos Científicos Cristianos sinceros tienen como meta, siempre que sea posible, ser miembros activos tanto de La Iglesia Madre como de una de sus filiales en la parte del mundo donde viven. Al hacerlo lograrán la satisfacción de identificarse completamente con la actividad vital de la organización mundial sobre la que su Fundadora, Mary Baker Eddy, escribe: “Desde el comienzo hasta el final, La Iglesia Madre ha parecido el símbolo y la sombra de la batalla entre la carne y el Espíritu, esa sombra cuya sustancia es el Espíritu divino, que propulsa imperativamente la más grandiosa reforma moral, física, civil y religiosa que en tiempo alguno ha presenciado la tierra”.Pulpit and Press, pág. 20;
Todos los miembros tienen un papel importante en esta misión redentora y mundial de La Iglesia Madre. En dondequiera que viva, cada miembro también puede saber que él tiene una responsabilidad individual en la actividad de la Iglesia y en el gobierno de ésta. Cumple con esta responsabilidad al orar diariamente por el bienestar y la progresiva utilidad de La Iglesia Madre así como también por la de su iglesia filial, y puede confiar en que sus oraciones son eficaces y se unen a todas las oraciones de otros miembros en todas partes del mundo.
Tal oración colectiva es poderosa e influye positivamente tanto en los asuntos locales de la Iglesia como en los de escala mundial. Los que son elegidos para llevar a cabo las actividades de la organización serán apoyados por esa oración y guiados correctamente, se cumplirá el importante propósito sanador de las actividades de la Iglesia, y toda la tierra sentirá la influencia de esa oración que nos redimirá de la falsa creencia mortal.
Cuando en 1866 la Sra. Eddy recibió la revelación de la Ciencia divina, ella reconoció que ésta era el redentor “Espíritu de verdad” al que se refirió Cristo Jesús cuando dijo: “El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas”. Juan 14:17, 26. El estudio profundo y devoto que ella hizo de la Biblia culminó nueve años más tarde en la publicación del libro de texto, Ciencia y Salud, el que, después de haber sido revisado muchas veces por la autora, ahora contiene la completa declaración de la Ciencia Cristiana — de la revelación de la Verdad. Más tarde, cuando su Iglesia fue establecida, la Sra. Eddy decretó que la Biblia y el libro de texto fueran el único Pastor universal de la Iglesia, y concibió el Manual de La Iglesia Madre como la carta permanente, mundial e irrevocable de ésta.
Este Manual es más que un libro de Estatutos de la iglesia. Es mucho más que un compendio de reglas establecidas para el gobierno ordenado de una organización humana. Provee a todos los miembros de la iglesia de una guía invalorable para regir su vida. Un estudiante que con percepción estudie el Manual de la Iglesia encontrará en él más de cien requisitos que se aplican a su conducta personal, así como instruciones precisas sobre el procedimiento correcto para administrar los asuntos de la iglesia. El Manual es un pastor para todos los miembros de la Iglesia, y trae a todos los que escuchan sus consejos bajo la vara correctora del Cristo, la Verdad, a la grey del gobierno perfecto de Dios. Al mismo tiempo, el Manual da la oportunidad de avanzar en la demostración de este gobierno; todos los que han dado los pasos para identificarse con la Iglesia de Cristo, Científico, en realidad se han abocado a la tarea de probar que el gobierno que el Amor divino ejerce sobre cada persona, si se lo reconoce y obedece, resulta en el gobierno armonioso de las iglesias que están constituidas por muchos miembros.
Si en algún momento un miembro está en desacuerdo con algunos de los aspectos del gobierno o de las actividades de la iglesia, sería prudente que considerara honestamente si ha hecho su parte al orar por la iglesia. Esta oración naturalmente incluye el reconocimiento de que la Mente divina está gobernando a todos los miembros, incluso a los que tienen que tomar decisiones.
El gobierno de La Iglesia Madre y de sus filiales puede parecer a primera vista esencialmente diferente: Los asuntos de La Iglesia Madre son administrados de manera singular por una Junta Directiva que se perpetúa a sí misma; mientras que los miembros de la iglesia filial eligen por voto democrático a quienes van a desempeñar los cargos ejecutivos. Pero un examen espiritual más profundo muestra que el progreso de La Iglesia Madre y el de sus filiales depende por igual de cómo responden los miembros individualmente a la autoridad del Amor divino. No importa cuán diseminados estén sus miembros, una iglesia depende para su prosperidad de la fidelidad que tengan sus miembros a las leyes de Dios. Tal fidelidad, en el caso de la Iglesia de Cristo, Científico, siempre se expresará en obediencia activa a los Estatutos del Manual, que fueron divinamente inspirados y que asientan simple y científicamente las reglas para la actividad armoniosa individual y colectiva.
Todos los miembros de La Iglesia Madre contribuyen a la creciente fortaleza espiritual y utilidad de la Iglesia de Cristo, Científico. A través de la oración, ellos crecen en gracia individualmente y progresan en su habilidad de demostrar las leyes de Dios. De acuerdo con los Estatutos del Manual establecidos por la Sra. Eddy, a La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana se le ha confiado la responsabilidad diaria de ocuparse de los asuntos de La Iglesia Madre — pagar sus deudas, mantener los edificios y las actividades de la iglesia, designar sus funcionarios, redactores, conferenciantes y otros trabajadores. Lo más importante es que esta Junta tiene la responsabilidad de proteger la pureza de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. Pero la dedicación devota a la Verdad, la Vida y el Amor divinos y su demostración de parte de cada miembro de la Iglesia es lo que asegura el eficaz funcionamiento de la Iglesia — y la realización de su propósito de reformar el pensamiento del mundo en sus distintas manifestaciones: “moral, física, civil y religiosa”.
La Ciencia Cristiana muestra la importancia vital que tiene todo lo que pensamos y hacemos, no sólo en relación a nuestra propia vida, sino en realción a la iglesia y a toda la raza. El Manual de la Iglesia alerta a los Científicos Cristianos a la responsabilidad que tienen de orar diariamente por la humanidad, y, en los cultos de la iglesia, por la congregación.
Todos los miembros pueden saber que son verdaderamente importantes y que sus oraciones tienen un efecto vital en el cumplimiento del propósito universal de La Iglesia Madre así como el de sus iglesias filiales. No solamente apoyan a la Junta Directiva en su función de administrar los asuntos de La Iglesia Madre según lo dispone el Manual, sino que mediante su obediencia a la ley del Amor divino en su propia vida, como está también especificado en el Manual, ejercen un poder incalculable para llevar adelante la Causa de la Ciencia Cristiana.
Debemos estar seguros de que aunque no podemos emitir nuestro voto en una reunión de miembros de La Iglesia Madre, tenemos un papel importante que cumplir. A medida que nos ocupamos obediente y sinceramente de apoyar toda la institución de la Iglesia según está expuesta en el Manual, influiremos inmensamente en la actividad no sólo de nuestras iglesias filiales, sino también en la de La Iglesia Madre.
