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¿Es la Ciencia Cristiana una religión evangélica?

Del número de junio de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Muchos contestarán a esta pregunta con un no. La gente tiende a pensar que la mayoría de los evangélicos pertenecen a algunas de las denominaciones religiosas protestantes más conocidas.

El evangelismo, podríamos decir, es considerado generalmente como una forma de religión que da suma importancia a la salvación personal y a la experiencia individual de ser convertido, es decir, “nacer de nuevo” o “salvarse”. Ver a Jesús como a un Salvador personal y aceptar la Biblia literalmente son, a menudo, parte de los artículos de fe evangélicos. Y la protestación de fe en público puede ser un acontecimiento dramático para el que se ha convertido.

De manera significativa la Ciencia Cristiana trae un discernimiento nuevo al concepto del evangelismo. Esta Ciencia — tan vasta que jamás podría ser considerada correctamente una secta o un culto — requiere de sus adeptos un continuo y profundo examen de pensamiento y una elevada disciplina mental; al hacerlo, la consciencia y la acción armonizan progresivamente con los hechos espirituales. Éstos incluyen un Dios, Espíritu, y una perfecta creación espiritual, así como el hombre perfecto y espiritual. Sólo mediante una manera de pensar y vivir de acuerdo con este punto de partida, dice esta Ciencia, puede el ser humano ser regenerado científicamente —“nacer de nuevo”.

En la Ciencia Cristiana, el nacer de nuevo requiere obediencia a los más elevados valores y principios morales como un indispensable preludio y una continua manifestación de algo que es aún más importante, la espiritualización de la consciencia humana. Esta espiritualización trae como resultado inevitable cierto grado de curación en su más amplio sentido, mejora rasgos de carácter y libera de costumbres destructivas. En nuestros esfuerzos por seguir este camino, empezamos a comprender la relación de Cristo Jesús con Dios y su intención de que lo siguiéramos con obras que prueben nuestra comprensión espiritual de Dios. Nuestro móvil será glorificarlo a Él.

Lo que nos impulsa a reconocer la contribución única de la Ciencia Cristiana es comprender que: El Espíritu es Dios — incorpóreo, eterno, infinito; la infinitud ocupa todo el espacio; por lo tanto, el Espíritu y la materia no pueden coexistir ni mezclarse; son opuestos. Aún más: El Espíritu, Dios, siendo Todo, la materia, por consiguiente, no es real.

La curación cristiana y la regeneración en la Ciencia Cristiana son la consecuencia de nuestra oración, de nuestra labor, de nuestra manera de vivir y de nuestra manifestación de la verdad, basadas en esta premisa fundamental: Dios, el Espíritu, el Principio, es el bien invariable. Esta declaración exacta es la base de una Ciencia exacta — la Ciencia del Cristo, o la comunicación de Dios de Su conocimiento de Sí mismo.

Cristo Jesús realmente cumplió con su misión de Salvador personal durante su corto ministerio. Sin embargo, el Jesús humano ha dejado la escena terrenal. Pero antes de irse prometió el advenimiento del “Consolador” y muchos ven este advenimiento como la Ciencia del Cristo, el Salvador impersonal. Poco antes de la crucifixión Jesús dijo a sus discípulos: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré... Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Juan 16:7, 13, 14;

“La Ciencia Cristiana es la verdad evangélica pura,” escribe la Sra. Eddy. “Está acorde con la tendencia y el tenor de las enseñanzas y ejemplo de Cristo, a la vez que demuestra el poder del Cristo como se enseña en los cuatro Evangelios. La Verdad, echando fuera errores y sanando enfermos; el Amor, cumpliendo la ley y guardando al hombre sin mancha del mundo, — estas manifestaciones prácticas de la Cristiandad constituyen el único evangelismo y no necesitan credo”.Retrospección e Introspección, pág. 65;

Por tanto, la respuesta a la pregunta del título tiene que ser: Sí, la Ciencia Cristiana es una religión evangélica en el más alto sentido de la palabra. Por medio de su ímpetu espiritual esta Ciencia presenta al Cristo, la Verdad, como el Salvador impersonal, y hombres, mujeres y niños están descubriendo su estado verdadero y científico como hijos e hijas de Dios. Por medio de la Ciencia Cristiana están comprendiendo que pueden ser salvados sólo mediante un cambio progresivo, total y permanente, de lo material a lo espiritual, de lo superficial a lo profundo, de la creencia y dependencia en la irrealidad material al entendimiento de la realidad espiritual y confianza en ella. Esto es “nacer de nuevo” de una manera inspirada, continua y completa. ¿Puede haber un mensaje cristiano más desafiante, más reconfortante, más regenerador?

Aunque tenga un comienzo extraordinario y repentino, la salvación es más que un acontecimiento que ocurre de la noche a la mañana. La Sra. Eddy escribe: “Durante las épocas sensuales, la Ciencia Cristiana absoluta tal vez no se pueda lograr antes del cambio llamado muerte, porque no tenemos el poder de demostrar lo que no entendemos”. Y continúa: “Pero el yo humano tiene que evangelizarse. Dios exige que aceptemos esta tarea amorosamente hoy mismo, y que abandonemos tan pronto como sea posible lo material, y que laboremos por obtener lo espiritual, que determina lo externo y verdadero”.Ciencia y Salud, pág. 254;

Si la Ciencia Cristiana es evangélica, la Iglesia de Cristo, Científico, tiene que serlo también. En sus últimos años, durante una entrevista con un investigador, la Sra. Eddy hizo este comentario que pone de relieve este punto sobre su Iglesia: “Su esencia,” dijo ella, “es evangélica”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 342.

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