“Debido al gran número de divorcios y al aumento de hijos naturales, más y más niños norteamericanos — uno de cada siete, para ser más exactos — viven actualmente separados de sus padres. Y, de acuerdo con un grupo de mujeres expertas en economía, la gran mayoría de esos niños tienen que continuar viviendo con poca o ninguna ayuda del padre ausente”.The New York Times, 18 de abril de 1977;
Este artículo periodístico nos hace recordar la angustia de muchas situaciones familiares penosas. Cuando uno de los padres se ha quedado solo para criar a sus hijos muy a menudo tiene necesidades abrumadoras.
Pero hay una respuesta para ellos. Pueden recurrir a Dios en oración. Pueden hallar la dirección de la Mente divina única. Pueden estar conscientes de la presencia misma de Dios, que es Amor divino, y así encontrar la calma que tranquiliza el abrumado pensamiento y hallar el valor necesario para superar la depresión. “El pobre corazón adolorido necesita su nutrimento legítimo, tal como la paz, paciencia en las tribulaciones, y un sentido inestimable de la misericordia de nuestro amado Padre”,Ciencia y Salud, págs. 365–366; escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud. Este nutrimento lo obtenemos a medida que recurrimos a la fuente de todo ser verdadero.
Al recurrir a Dios, el padre o madre que esté solo encontrará una base más firme sobre la cual edificar un hogar, que las arenas movedizas de las circunstancias humanas. Esa base más firme es un entendimiento de la naturaleza espiritual del hogar y familia verdaderos. La Ciencia Cristiana nos enseña que Dios es el único creador, es Padre y Madre, y el único padre del hombre. Es Amor invariable que tierna y constantemente cuida de Sus hijos, de Su familia de ideas divinas. La Sra. Eddy nos revela que todo lo que Dios ha creado jamás puede estar separado de su origen divino y perfecto. Y escribe: “Si alguna vez hubiera habido un momento en que el hombre no expresara la perfección divina, habría habido entonces un momento en que el hombre no expresó a Dios, y por consiguiente un espacio de tiempo en que la Deidad no estuvo expresada — esto es, en que quedó sin entidad”.ibid., pág. 470; La inseparable relación de toda identidad espiritual con Dios, en la cual ninguna identidad puede perder ni siquiera un ápice de su perfección, une a la familia divina, manteniéndola intacta; y puesto que Dios es Todo, no existe nada contrario a Dios que pueda separarla jamás.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con mi tremenda situación? alguien puede preguntarse. Pues, que a medida que se obtiene un sentido espiritual de la familia y el hogar, la Verdad divina proporcionará todo lo que sea justo y necesario para la familia y hogar humanos y también capacitará al padre o madre para cumplir mejor con las responsabilidades de padres humanos.
El hecho de que muchos hogares de dos padres carezcan de un medio ambiente familiar sano, demuestra que tal ambiente no se asegura con la presencia física de ambos cónyuges. Es sólo cuando nuestro concepto de hogar y familia se basa en el reconocimiento de la presencia, poder y actividad de las cualidades de Dios reflejadas en el hombre — cualidades como amor, gozo, orden y fortaleza — que nuestra familia y hogar humanos comienzan a identificarse con lo que es divinamente real.
A menudo hablamos acerca de nuestras necesidades y las de nuestros hijos. Pero la Ciencia Cristiana explica que el hombre no es un ser físico con necesidades, sino una consciencia espiritual individual reflejando lo Divino y sus cualidades. Por lo tanto, nosotros y nuestros hijos, siendo en realidad ideas de Dios, reflejamos estas cualidades, que se originan en la Mente que las sostiene y no tienen su origen en padres humanos.
Ningún padre tiene que sentir una carga humana pensando que solo él o ella debe, de algún modo, constituir una familia completa. Pero sí es privilegio del padre o madre saber que todo esencial para la la compleción de su familia ya está presente en la consciencia espiritual de cada uno de sus miembros y, por lo tanto, puede expresarse ahora. Si el padre o madre se aferra a esta realidad — es decir, si llega a este estado de consciencia — no puede haber ninguna escasez ya sea de índole financiera o de las cualidades divinas expresadas en el hogar. No hay características divinas que sean la posesión de un sexo únicamente, aunque la tarea que cada individuo desempeñe en la vida haya sido establecida por la costumbre. La Sra. Eddy escribe: “Ambos sexos debieran ser afectuosos, puros, bondadosos y fuertes”.ibid., pág. 57;
En el grado en que el pensamiento humano acepte y utilice las cualidades espirituales que nuestro Padre-Madre Dios ya ha provisto para todos, el camino se abrirá y aparecerán las soluciones. La tierna historia bíblica de Rut ilustra esto. Rut regresó con Noemí, su suegra, al país natal de Noemí debido a su amor y concepto del deber para con su suegra. Si Rut hubiera pensado sólo en ella misma y sus necesidades, probablemente hubiera permanecido en su propio país, como Noemí se lo aconsejó. En vez, siguió la dirección de Dios para dar lo que podía — en este caso, su amor. Mucho antes que Booz se casara con ella, él había advertido su espíritu generoso y dijo: “Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte”. Rut 2:12.
Gran parte de la solución para cualquier problema humano, viene cuando dejamos de pensar en lo que parecen ser nuestras necesidades y comenzamos a expresar lo que ya es divinamente nuestro para compartir. Si bien esto puede parecer poco convincente para quien no lo ha probado, es básico para la demostración de la Ciencia Cristiana. En realidad, nuestra única necesidad verdadera es alejar el pensamiento del cuadro material de necesidad, enfermedad o discordia y reconocer la presencia de Dios y Su Cristo, el hombre ideal, y todo lo que él refleja de la sustancia divina.
En mi adolescencia, cuando todavía no era estudiante de Ciencia Cristiana, me impresionó la felicidad y dominio que expresaban dos familias en mi barrio. Los niños en ambas familias se habían criado en circunstancias modestas, sin el padre. Unos años más tarde, cuando pude conocer a dichas familias mejor y después de haber comenzado a estudiar Ciencia Cristiana, me di cuenta de que ambas familias, inclusive los niños activos y felices, tenían este dominio debido a su confianza en las verdades que habían aprendido en la Ciencia Cristiana.
Las exigencias de ciertas circunstancias humanas ponen a prueba nuestro temple. Pero existe finalmente una bendición en toda experiencia que nos hace confiar de todo corazón en Dios, cambiando nuestra dependencia en una serie de condiciones materiales por la fe en el bien espiritual. Al expresar en nuestro hogar algo de la compleción de la familia de ideas de Dios y reflejar Sus cualidades espirituales en nuestro hogar, Dios nos provee con lo que es humanamente mejor, así como en el caso de Rut. El Dios bajo cuyas alas también nosotros podemos refugiarnos, ya nos está dando la provisión abundante, tanto para nosotros como para nuestra familia.