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Hace varios años comprobé fehacientemente que la Ciencia Cristiana...

Del número de junio de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace varios años comprobé fehacientemente que la Ciencia Cristiana cura. Una noche me enfermé. Como Científico Cristiano, confío totalmente en Dios para ser sanado. En esta ocasión, no me fue posible orar ni estudiar la Biblia, ni Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, por eso mi esposa me leyó. Le pedí a un practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara por medio de la oración para mantener mi pensamiento centrado en Dios.

Padecí durante tres noches. Durante el día no sentía dolor. Desde el principio tuve que destruir el temor de que esta condición se repetiría. El practicista me recordó que nada podía atacar a una amada idea de Dios, ni por fuera ni por dentro. Me ayudó muchísimo la declaración que hace la Sra. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 162): “La Ciencia Cristiana obra como un alterativo, neutralizando el error con la Verdad. Cambia las secreciones, expulsa humores, disuelve tumores, devuelve la flexibilidad a músculos rígidos y restablece la salud a huesos cariados. El efecto de esta Ciencia es incitar la mente humana a un cambio de base, sobre la cual puede ceder a la armonía de la Mente divina”.

Durante la tercera noche vislumbré una idea espiritual, y me aferré a ella hasta que llenó mi ser. Comprendí que mi verdadera identidad no estaba experimentando ningún dolor. En realidad, esa identidad armoniosa está siempre intacta, reflejando a Dios. Lo que estaba sufriendo era un sentido equivocado del ser. A medida que me sentía unido con el ser espiritual, me liberé de la creencia falsa sobre mí mismo y el dolor desapareció.

En esta época también tuve que encarar un creciente resentimiento y la fatiga que sentía por tener que pasar tres horas diarias manejando para ir y volver a mi empleo. Reemplacé estos pensamientos molestos al reconocer que Dios es omnipresente y la fuente de mi fortaleza y agilidad mental. Esto fue parte de la curación.

He tenido muchas curaciones en la Ciencia Cristiana. Un día me quemé gravemente el interior de la boca. Declaré inmediatamente que era el reflejo mismo de Dios, del Amor, la Vida, el Alma, el Espíritu, el Principio, la Verdad, la Mente. Pensé sobre cada uno de estos sinónimos y cómo lo reflejaba. También supe que jamás le había ocurrido un accidente a Dios ni a Su idea perfecta, el hombre. En media hora desapareció el dolor. Después un dentista observó que había tenido una grave quemadura, pero que había sanado completamente.

He tenido dos curaciones en los dientes; ambas se produjeron cuando el temor de que hubiera sustancia enferma e imperfecta fue sustituido por la convicción de que Dios, el Espíritu, es sustancia perfecta. Recuerdo que un dentista nos dijo a mi papá y a mí que era necesario hacerme cirugía bucal. No escuché nada más porque me puse a invertir en silencio esa opinión reemplazándola con la verdad de la totalidad y la perfección de Dios. Sin embargo, mi familia expresó tanto temor que visitamos a una practicista de la Ciencia Cristiana ese mismo día. La practicista estaba tan segura de la Verdad que, durante nuestra conversación, simplemente se rió del error. Eso disolvió todo el temor, y es lo último que recuerdo del problema. Nunca fui a que me hicieran la cirugía y eso sucedió hace más de diez años. En otra oportunidad tenía dos pequeñas caries. Me negué a que me las empastaran, adoptando una posición firme a favor de la curación en la Ciencia Cristiana. El temor fue eliminado, y un año más tarde me tomaron rayos X y el resultado fue que no había necesidad de empastar nada, porque no había caries.

Fui sanado de una repentina sordera parcial cuando empecé a escuchar con gratitud y atención los cultos dominicales en la iglesia.

Mi matrimonio con una leal estudiante de Ciencia Cristiana ha estado lleno de bendiciones. Desde el momento en que comenzamos a planear nuestra boda, nos esforzamos por protegerla al decidir vivir de acuerdo con el Amor divino. Durante la ceremonia nos prometimos vernos como la idea bienamada de Dios, apreciar en el otro la expresión de la individualidad inspirada por Dios. Después de la ceremonia, varios invitados nos comentaron que sus puntos de vista sobre el matrimonio habían mejorado, y que sintieron la presencia del Amor en su corazón. Desde ese momento hemos comprobado que la Ciencia Cristiana cura los problemas en el matrimonio con tanta seguridad como cura el pecado y la enfermedad.

Diariamente estoy agradecido a Dios, nuestro Padre, por la Ciencia Cristiana, que es la norma con la cual se rige mi vida.


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