En quietud aquí reposo (mucho antes de que el cielo se ilumine
Y llegue el amanecer) estableciendo lo que soy —
La amada criatura del afectuoso Padre-Madre,
Sin apremio en la equipolencia del Alma,
Perfecta en el ser verdadero como el Padre en los cielos es perfecto.
Acunada estoy en la eternidad. Ninguna historia mortal
Pasada o presente, o que amenace el futuro,
Puede arrastrarme. No nado ansiosamente
En un río de algas aprisionantes. Estoy afirmada en el Horeb,
En el puro y limpio aire de la Verdad eterna,
Inocente en el concepto del Ser que se va revelando,
Amada y amando, sin conocer salida ni entrada,
Sola, pero no solitaria, en la familia infinita del Espíritu,
Segura como ave en el abierto firmamento de los cielos.
Soy Suya, sin preguntarme qué soy;
Satisfecha de ser la expresión de Su Yo soy;
Y en la maravillosa clara luz de este despertar,
Sin esfuerzo me levanto para explorar el día eterno.
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