Uno de los aspectos más tristes del síndrome de la bebida es la creencia en que se puede encontrar placer al debilitar nuestras facultades espirituales. La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “Cuando el hombre mortal una sus pensamientos de la existencia con lo espiritual y obre únicamente como Dios obra, no andará más a tientas en las tinieblas, ni se apegará a la tierra por no haber gustado el cielo. Las creencias carnales nos defraudan”.Ciencia y Salud, pág. 263;
¿Cómo nos defraudan las creencias carnales? En parte, privándonos de la alegría espiritual a la que tenemos derecho. A menudo, no es hasta que sufrimos lo suficiente por dar rienda suelta a los placeres falsos, que estamos dispuestos a descubrir la verdad de lo que afirma el Salmista: “En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. Salmo 16:11;
Dos cosas que me ocurrieron durante la época de exámenes en la universidad me mostraron claramente la diferencia que existe entre los “placeres” producidos por estímulos artificiales y el gozo.
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