Quisiera aprovechar esta oportunidad para dar testimonio de una curación en la Ciencia Cristiana, no sólo por gratitud sino también por estar maravillado por esta noble Causa. Debido a mi edad avanzada se creía que no encontraría empleo. En cierta ocasión sufrí de una grave enfermedad del aparato respiratorio.
Había estado orando inspirado por “la declaración científica del ser“ (Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pág. 468): “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo. El Espíritu es la Verdad inmortal; la materia es el error mortal. El Espíritu es lo real y eterno; la materia es lo irreal y temporal. El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto el hombre no es material; él es espiritual”. Esta declaración ha traído mucha espiritualización a mi pensamiento. Una comprensión de ella, como una clara exposición de la premisa de la Ciencia Cristiana, me sanó del problema respiratorio.
Durante ese tiempo recibí la noticia de que había sido aceptado como miembro de La Iglesia Madre. Sentí gran alegría y ello contribuyó a que mejoraran mi salud y mi bienestar. Encontré un buen trabajo y cuando debí pasar un examen médico relacionado con este empleo no se me encontró enfermedad alguna. Me siento como un hombre joven y trabajo sin dificultad.
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