Por quemante
que sea el odio,
la columna de nube de Dios
protege.
Y cuando la duda
nuestra luz oscurece,
las señales mensajeras de Dios
alumbran.
Del número de junio de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
Por quemante
que sea el odio,
la columna de nube de Dios
protege.
Y cuando la duda
nuestra luz oscurece,
las señales mensajeras de Dios
alumbran.