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¿Cuánta curación traemos a nuestra iglesia?

Del número de septiembre de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en español


El nuevo cielo y la nueva tierra, prometidos en la Segunda Epístola de Pedro y vislumbrados por Juan, el autor del Apocalipsis, no son lugares materiales. Representan la consciencia espiritualizada, la que demostramos a medida que reconocemos y comprendemos a Dios y al hombre a Su semejanza.

La Mente divina crea al hombre y a toda idea espiritual y correcta. La Iglesia es una de esas ideas. Por lo tanto, la Iglesia no es algo separado del hombre.

La Iglesia Universal y Triunfante está siempre presente para el sentido espiritual en su eterna perfección. Pero la definición humana de iglesia es la de una estructura física donde se reúne una congregación para adorar a Dios — es una organización de mortales. La tal llamada mente humana sólo percibe tenuemente la gloria y la majestad de la verdadera Iglesia, la que es totalmente espiritual y a la que la Sra. Eddy se refiere en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras como “la estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa sobre el Principio divino y procede de él”.Ciencia y Salud, pág. 583;

Cuando el Cristo, la Verdad, nos despierta, sentimos el impulso natural y divino de buscar la evidencia exterior de una gracia interior — en otras palabras, la iglesia militante, o la evidencia de la comprensión de lo que es la verdadera Iglesia. La Sra. Eddy continúa su inspirada definición así: “La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza humana, despertando el entendimiento dormido de sus creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y a la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos”.

La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts, obedece al Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy para guiar y proteger la Causa de la Ciencia Cristiana en esta era y todas las eras venideras. La Iglesia Madre ofrece a la humanidad el camino de la salvación de toda angustia. Y en sus iglesias filiales se encuentran el estímulo, el escenario y las oportunidades especiales para llevar a cabo la obra de nuestra propia salvación mientras que al mismo tiempo bendecimos a nuestras comunidades. Mucho es el bien que recibimos cuando trabajamos en los diferentes comités, en la comisión directiva, como ujieres, solistas o Lectores. Cada labor es una oportunidad que nos ayuda a espiritualizar nuestro pensamiento para ayudar así al establecimiento del reino de los cielos en la tierra.

La salvación individual se logra mediante el sincero deseo de evangelizar al yo humano. Esto no se alcanza en un día. Requiere un esfuerzo continuo y persistente. El arrepentimiento, la humildad, la gratitud, el amor cristiano — que indican un anhelo que brota de lo más profundo de nuestro ser — son finalmente coronados con la gracia divina. Jeremías nos da la promesa de Dios: “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. Jer. 29:13;

Algunos se han afiliado a una iglesia filial después de haber tenido una destacada curación física o por haber visto el poder sanador del Cristo en la experiencia de otra persona. Otros se habrán afiliado porque sintieron que finalmente habían encontrado una religión donde la lógica y la inspiración estaban reconciliadas. Sea cual fuere la circunstancia, sabemos que en alguna medida la luz del Cristo penetró la costra de la materialidad, del mismo modo que el amanecer del día disipa la oscuridad.

Muchas veces una iglesia filial es un crisol donde personas de diferentes razas, nacionalidades, gustos, costumbres, y niveles culturales y económicos se reúnen. Una vislumbre de la hermandad de toda la humanidad bajo la paternidad y maternidad de Dios, se manifestará en un afecto humano sincero, en misericordia y comprensión, así como en sabiduría, consideración y tacto de parte de cada miembro. Estas cualidades son necesarias para asegurar un conjunto armonioso de diferentes elementos. Más que nada, la armonía se manifiesta en la medida que cada persona aprende a espiritualizar su consciencia y a percibir la identidad espiritual y no la personalidad de los demás. Esta armonía no se obtiene aplicando sólo la letra de la Ciencia; se logra por medio del espíritu del Amor, permitiendo que la gracia de Dios, Su majestad, belleza y gloria brillen a través de cada pensamiento y acto.

La Sra. Eddy ha dispuesto el pastor impersonal: la Biblia y el libro de texto, Ciencia y Salud. Una iglesia filial no puede permitir líderes ni dictadores. No debe existir ninguna dominación. Gratitud, sí; adoración personal, no.

Podemos preguntarnos: “¿Cuánta curación hay en lo que estoy realizando? ¿Cuánta curación hay en lo que voy a decir?” Y cuando sentimos la inclinación voluntariosa a ser obstinados en nuestra actitud equivocada, recordemos el cuento de la madre que vio a su hijo soldado desfilando y exclamó: “¡Qué extraño! ¡Todos están fuera de paso menos Juancito!”

¿Qué hace el miembro alerta cuando surgen problemas en la iglesia? Rehusándose a rumiar el problema o a quejarse con otros, él ora al Padre, sabiendo que nada puede entrar en la Iglesia que haga abominación o diga mentira (ver Apocalipsis 21:27). Sabe que la iglesia está fundada sobre la Roca inexpugnable, Cristo, contra la cual los embates de la mente mortal baten en vano.

Todo problema es mental; la curación tiene que efectuarse en nuestro propio pensamiento, no en la materia. Por ejemplo: ¿Qué es lo que la iglesia necesita? ¿Más dinero para edificar, pintar, hacer arreglos o llevar a cabo otras actividades? La necesidad más profunda es siempre la de más amor, más gracia, más curaciones, más gratitud, más alegría que proceda del Espíritu. El entendimiento espiritual no puede ser aumentado meramente declarando la verdad o hablando sobre ella. Debemos vivir nuestra senda hacia una percepción más elevada. Si aspiramos a un cargo en la iglesia, ¿estamos seguros de que estamos dispuestos a realizar el trabajo que el puesto requiere y a orar por él? Es útil recordar las siguientes palabras de nuestra Guía, la Sra. Eddy: “No tratéis de ocupar ningún puesto para el cual no sintáis que Dios os ordena”.Retrospección e Introspección, pág. 85;

Necesitamos mantener la calidez de la revelación divina que hemos vislumbrado. Esto puede ser una antorcha encendida que nos dé un nuevo impulso para servir a Dios y a la humanidad. Cristo Jesús dijo: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34.

De una filial fructífera nacen otras filiales, no por medio de contiendas y divisiones, sino por la superabundancia de frutos y amor. El nuevo grupo puede suplir la necesidad de aquellos miembros que viven en otras zonas y, especialmente, ofrece la oportunidad de compartir la verdad con una nueva comunidad.


Y dijo aún Jehová:
He aquí un lugar junto a mí,
y tú estarás sobre la peña.

Éxodo 33:21

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