El nuevo cielo y la nueva tierra, prometidos en la Segunda Epístola de Pedro y vislumbrados por Juan, el autor del Apocalipsis, no son lugares materiales. Representan la consciencia espiritualizada, la que demostramos a medida que reconocemos y comprendemos a Dios y al hombre a Su semejanza.
La Mente divina crea al hombre y a toda idea espiritual y correcta. La Iglesia es una de esas ideas. Por lo tanto, la Iglesia no es algo separado del hombre.
La Iglesia Universal y Triunfante está siempre presente para el sentido espiritual en su eterna perfección. Pero la definición humana de iglesia es la de una estructura física donde se reúne una congregación para adorar a Dios — es una organización de mortales. La tal llamada mente humana sólo percibe tenuemente la gloria y la majestad de la verdadera Iglesia, la que es totalmente espiritual y a la que la Sra. Eddy se refiere en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras como “la estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa sobre el Principio divino y procede de él”.Ciencia y Salud, pág. 583;
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