¿Has visto alguna tarde de verano lo que parece ser una pelotita llena de púas rodando rápidamente por el borde de la carretera? No puedes agarrarla porque tiene la espalda toda cubierta de pinchos filosos. Es un erizo, enrollado como una pelota, que usa su armadura para defenderse del peligro. Cuando los pinchos filosos que cubren su lomo se erizan, él se siente seguro.
Hay una protección aún mejor — y tú la tienes. Nunca debes asustarte, porque también cuentas con una armadura fuerte. No está hecha de pinchitos, sino de buenos pensamientos que vienen de la Verdad y del Amor, que son nombres que usamos para referirnos a Dios. Nadie se lastima con esta armadura, sino que con esta fuerte defensa podemos sentirnos todavía más seguros que el erizo.
Mary Baker Eddy nos dice: “Revestido con la panoplia del Amor, el odio humano no podrá alcanzarte”.Ciencia y Salud, pág. 571; No solamente el odio, sino que ninguna clase de mal puede penetrar esta armadura. La mentira del mal siempre es irreal e impotente. No importa el disfraz que use el mal — ya sea celos, envidia, temor o dolor — la armadura del Amor es fuerte y nada puede atravesarla. ¿Cómo nos ponemos la armadura del Amor y de la Verdad? Sabiendo que nada aparte de Dios, nada malo, tiene poder, porque Dios es Amor y Verdad y tiene todo el poder, y estando seguros de que pensamos y actuamos como hijos de Dios. Hay un himno que habla de esta armadura celestial que “noche y día has de llevar;/ ... ¡Ora ya!” Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 67.
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