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¿Por qué esperar para recibir los frutos de la oración?

Del número de septiembre de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


No hay nada en el Padre Nuestro Ver Mateo 6:9—13; que indique que debe transcurrir tiempo antes de que pueda cumplirse lo que se pide en la oración.

Por cierto que Cristo Jesús, quien nos dio esta oración, no quiso decir que debemos esperar a que Dios esté en Su cielo y a que Su voluntad se haga en la tierra. El Maestro estaba declarando que esto puede ser así, debe ser así — y es así— ahora mismo.

La Sra. Eddy en su interpretación espiritual del Padre Nuestro, dada en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, interpreta la parte que dice “Venga Tu reino” como “Tu reino ha venido; Tú estás siempre presente”.Ciencia y Salud, pág. 16;

Hace poco me era imposible dormir debido a unos fuertes dolores que sentía y solicité ayuda por medio de la oración a una practicista de la Ciencia Cristiana. La practicista me recordó que mi estado actual y eterno no era en realidad el de un mortal que sufre, de un mortal aprisionado en un cuerpo dolorido, sino el de una idea de la Mente divina, Dios. Me dijo: “Si es usted una idea de la Mente, entonces usted obedece a la Mente y a nada más, ahora mismo”. Comprendí entonces que como Dios está siempre presente, la salud y la armonía también lo están. No tenía que esperarles. No tenía que esperar a que se produjera un cambio físico. Si pensaba que debía esperar algo, ello tenía que ser el servir a la Mente divina.

Según un diccionario inglés, una acepción de la palabra “esperar”, es “servir” como en la frase “servir a un rey”. Podemos aplicar a nuestra oración este concepto de espera. Esperar, en el sentido de servir, — de servir a Dios — trae consigo el reconocimiento de que el bien ya está a nuestro alcance.

Pronto sané de la dificultad mencionada. Por supuesto que esto fue maravilloso. Pero más importante fue mi despertar a la comprensión de que el “esperar”, en el sentido de reconocer o servir, tenía que reemplazar el “esperar” que está sujeto al factor tiempo.

Cuando el cuerpo humano se halla sufriendo de algún dolor o enfermedad, la Ciencia Cristiana dice: Esta condición del cuerpo es falsa — no es ni absoluta ni permanente. Deséchela. Reconozca el orden divino, que muestra que la armonía reina ahora, allí mismo donde esa creencia de dolor parece estar; que muestra que Dios es todo poder y totalmente bueno; que Él siempre ha sido, y siempre será, la única Mente y Principio de la creación, que expresa en el hombre la perfección eterna.

La Sra. Eddy, que descubrió y fundó la Ciencia Cristiana, escribe: “Daos cuenta de la presencia de la salud y la realidad del ser armonioso, hasta que el cuerpo corresponda con las condiciones normales de salud y armonía”.ibid., pág. 412.

Las creencias de la existencia mortal deben desaparecer a fin de obtener una visión clara del hombre como la imagen de Dios. Cada vez que triunfamos sobre las creencias de que hay vida en la materia y encontramos la armonía de nuestra existencia real como hijos de Dios, comprobamos la naturaleza inmortal del hombre. Lo que necesitamos es reconocer al Cristo, la idea de Dios, aferrarnos firme y pacientemente a esta Verdad y dejar que ella transforme nuestra vida. Entonces veremos la armonía que necesitamos.

¿Por qué esperar?

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