Una elección deja, inevitablemente, un porcentaje de votantes cuyos candidatos favoritos no resultan electos. ¿Deberían esos votantes sentirse decepcionados y negar su apoyo a las funciones de quienes fueron elegidos?
Después de una elección, un país necesita el mismo apoyo sincero que necesitaba antes de la elección. Y ese apoyo incluye la oración: orar para que los funcionarios lleven a cabo su cometido con inteligencia, paciencia y sabiduría. La Biblia nos reconforta con la afirmación: “Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo”. 1 Cor. 12:5.
Es bien sabido que existen grupos que tratarán de influir al gobierno. Algunos de ellos son bien intencionados y ponen sobre aviso a los funcionarios acerca de las diferentes necesidades de su país. Otros en cambio, traspasan los límites del interés legítimo y se convierten en meros instrumentos para el servicio propio, olvidando la necesidad de una perspectiva más amplia.
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