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[Original en sueco]

Durante un período difícil por los años de 1960, comencé a leer la...

Del número de noviembre de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante un período difícil por los años de 1960, comencé a leer la Biblia, especialmente el Sermón del Monte de Cristo Jesús (ver Mateo 5–7). Entonces un día leí un artículo sobre la Ciencia Cristiana en una publicación semanal. Posteriormente, asistí a un culto de una Iglesia de Cristo, Científico, en Estocolmo. Los miembros de esa iglesia amablemente me prestaron el libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. El próximo domingo concurrí nuevamente a la iglesia, porque había decidido que aquí era donde yo verdaderamente pertenecía.

Yo estaba teniendo problemas con los ojos. Ciertas veces los ojos se movían hacia arriba y no podía enfocar nada. Si me encontraba en el centro de la ciudad cuando esto sucedía, debía encontrar un lugar donde sentarme, a fin de poder cerrarlos por un momento.

Cierta vez, cuando iba a tomar el ómnibus hacia mi casa, no pude mantener los ojos enfocados el tiempo suficiente para tomar el ómnibus correcto. Pero Dios estaba conmigo. Cuando oré, me fue posible tomar el ómnibus correspondiente y llegar a mi casa. Allí telefoneé a una practicista de la Ciencia Cristiana en Estocolmo. No recuerdo qué verdades la practicista compartió conmigo, ya que esto sucedió hace mucho tiempo, pero sané y no he tenido dificultad alguna con los ojos desde entonces.

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