La aplicación de las verdades de la Ciencia Cristiana dio gran realce a mi carrera de músico ejecutante. Sabiendo que en realidad Dios es el único ejecutante u originador y que yo soy Su expresión, pude desechar la tentación de verme a mí mismo como un mortal talentoso y dejar así que la música fluyera fácil y bellamente. Por muchos años toqué con las orquestas sinfónicas más importantes de la ciudad de Nueva York, culminando como primer clarinetista de la National Broadcasting Symphony, bajo la dirección de Arturo Toscanini. Fueron muchos años de satisfaciente y realizadora profesión en el campo musical.
En la cúspide de mi carrera, mientras tocaba en Puerto Rico con Pablo Casals, me dio parálisis facial y tuve que regresar a casa. Inmediatamente obtuve ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana, y en unas pocas semanas mi cara recuperó su apariencia normal y pude hablar y comer sin dificultad. Sin embargo, cuando comencé a practicar, apenas si podía producir un sonido. Parecía como si los músculos necesarios hubiesen perdido toda flexibilidad y fuerza.
Traté fielmente de recobrar mi anterior destreza, mas después de semanas de desaliento y frustración decidí darme por vencido y buscar otro modo de ganarme la vida. Cuando le informé a la practicista de mi decisión su comentario fue: “Usted cree que se siente desalentado porque tiene un problema, pero es todo al revés”.
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