Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La aplicación de las verdades de la Ciencia Cristiana dio gran realce...

Del número de noviembre de 1981 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La aplicación de las verdades de la Ciencia Cristiana dio gran realce a mi carrera de músico ejecutante. Sabiendo que en realidad Dios es el único ejecutante u originador y que yo soy Su expresión, pude desechar la tentación de verme a mí mismo como un mortal talentoso y dejar así que la música fluyera fácil y bellamente. Por muchos años toqué con las orquestas sinfónicas más importantes de la ciudad de Nueva York, culminando como primer clarinetista de la National Broadcasting Symphony, bajo la dirección de Arturo Toscanini. Fueron muchos años de satisfaciente y realizadora profesión en el campo musical.

En la cúspide de mi carrera, mientras tocaba en Puerto Rico con Pablo Casals, me dio parálisis facial y tuve que regresar a casa. Inmediatamente obtuve ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana, y en unas pocas semanas mi cara recuperó su apariencia normal y pude hablar y comer sin dificultad. Sin embargo, cuando comencé a practicar, apenas si podía producir un sonido. Parecía como si los músculos necesarios hubiesen perdido toda flexibilidad y fuerza.

Traté fielmente de recobrar mi anterior destreza, mas después de semanas de desaliento y frustración decidí darme por vencido y buscar otro modo de ganarme la vida. Cuando le informé a la practicista de mi decisión su comentario fue: “Usted cree que se siente desalentado porque tiene un problema, pero es todo al revés”.

Me mencionó de Escritos Misceláneos lo que la Sra. Eddy dice en la página 268: “Las preparaciones de Dios para los enfermos son pociones de Sus propias cualidades”. Me fue obvio que necesitaba vencer el desaliento expresando valor. Este versículo de la Biblia que se encuentra en Josué se convirtió en mi constante compañero (1:9): “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Según se disolvieron el temor y el desaliento, la oración sanadora de la practicista probó ser eficaz, y en unos cuantos meses estaba yo de vuelta en plena ocupación, tocando con las grandes orquestas. Continué ejecutando por muchos años sin trazas del problema.

Esta Ciencia ha sido para mí un modo de vida por casi cincuenta años, y me ha traído alegría, iluminación, paz y muchas curaciones, tanto físicas como morales. De adolescente me había vuelto adicto a fumar, tomar y jugar. El hábito de fumar, en particular, estaba profundamente arraigado, y esfuerzos para vencerlo por medio del ejercicio de la voluntad humana habían fracasado. La lucha se prolongó por varios años y me sentí muy frustrado. Fue entonces, a los veinte y pico años de edad, que la Ciencia Cristiana llegó a mi vida, y esos hábitos opresores desaparecieron. Empecé a comprender a Dios como el Principio divino, y al hombre como Su reflejo. Todo deseo de tabaco, licor y juego desapareció; hubo curación permanente.

Por éstas y muchas otras curaciones me siento profundamente agradecido. El abandono de rasgos temperamentales y mejoramiento de mi carácter me han traído paz y armonía inapreciables. Pero, por sobre todo, el crecimiento espiritual que acompañó a estas curaciones me ha dado vislumbres de la realidad: me ha hecho estar consciente de la armonía y perfección espirituales, estado mental que constituye el cielo aquí y ahora. Esta comprensión iluminada ha sido mi alegría constante. Solamente puedo demostrarle a Dios mi gratitud por Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino, y por la Sra. Eddy, seguidora de Jesús, orando diariamente para que pueda yo servirle a Él y reflejar el Amor imparcial y universal que es Dios.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 1981

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.