Hablando con sus discípulos justamente antes de la crucifixión, Cristo Jesús se refirió claramente a la revelación final que había de venir. Dio una descripción muy exacta de la naturaleza de esta revelación: “El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Juan 14:26.
Otra vez dijo: “Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”. Y nuevamente puso énfasis en que el Consolador revelaría toda la verdad: “Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. 16:13, 15.
Cuanto más profundamente se comprende la Ciencia divina, más claramente se percibe que esta Ciencia es el Consolador prometido. La Ciencia divina, que se conoce en su adaptación a la humanidad como Ciencia Cristiana, cumple la descripción del Maestro con notable exactitud. Al expresar las enseñanzas, el espíritu y el ejemplo de Jesús, nos trae a la memoria todas las cosas que él enseñó, y se comprueban en obras de redención y curación.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!