Ojalá podamos, como los pastores,
en la hora oscura despiertos estar,
quietos,
en silencio,
listos,
esperando el coro de ángeles.
Ojalá podamos, como los pastores,
ver el temor disolverse y desaparecer.
En calma,
alegremente,
escuchar
al Amor, lo único que presente está.
Ojalá podamos, como los pastores,
elevarnos y al muy amado Hijo de Dios distinguir;
discernir
al hijo de la Verdad
ahora
y hallar ese fulgor del Cristo
en todo ser.
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