Patricia se sentó en su dormitorio a escuchar algunos discos de dos de sus grupos predilectos, Abba y los Comodoros. Pero ese día sus pensamientos se apartaban continuamente de la música. Estaba indignada.
“¡No es justo!” protestaba interiormente. “¿Por qué los muchachos tienen que tratar de aprovecharse de mí? Yo no los incito a eso”.
Ella y su mamá a menudo comentaban sobre la popularidad cada vez más en aumento de la libertad sexual entre los adolescentes. Ese comportamiento estaba en directa oposición con lo que Patricia sabía acerca de Dios y de Su creación. Ella estudiaba la Biblia regularmente y en ella se describe la genuina naturaleza del amor; dice así: “El amor... no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor”. 1 Cor. 13:4, 5.
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