Existe un orden divino de armonía al cual podemos recurrir para la curación de los males y pesares humanos. Este orden divino es la propia concepción que Dios tiene de las cosas, la perfección de Su ser, siempre representado y reflejado en el hombre y en todo Su universo espiritual. “Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros”, implora el Salmista. “Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación”. Salmo 67: 1, 2.
La Verdad suprema; la perfecta e indestructible Vida; el Amor infinito, describen el Ser que es Dios, nuestro divino Padre-Madre. Dios es la Mente perfecta, la cual Jesús tan fielmente expresaba. La Biblia recomienda: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filip. 2:5.
Jesús no aceptaba aparentes imperfecciones. Él estaba de acuerdo con Dios en la forma en que veía al hombre. Hasta las más serias enfermedades físicas eran curadas al sentirse el poder de su percepción divina de la verdadera identidad armoniosa de cada uno. Entonces, cuanto más cerca estemos de ver al hombre y al universo perfectos de Dios, tanto más armonía y salud podremos esperar.
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