Hace dieciséis años yo estaba muy amargada y llena de odio. Todo lo que me concernía parecía ir mal. Una vecina me dijo que la Ciencia Cristiana podría ayudar a mejorar mi concepto de la vida, pero yo creía que ya estaba demasiado mayor para cambiar, y no quería más complicaciones en mi vida.
No mucho tiempo después, en el hogar de esta vecina, conocí a un Científico Cristiano que me invitó a asistir a un culto en una iglesia filial cocal. Acepté, y resultó ser el culto religioso más maravilloso al que yo jamás había asistido. Reconocí que esta Ciencia era lo que verdaderamente necesitaba.
Durante mis años de preocupación y odio, se me había desarrollado lo que fue diagnosticado por los médicos como asma bronquial crónica, úlceras pépticas y alta presión sanguínea. Poco después de mi primera visita a la iglesia filial, además de mis otras enfermedades, me apareció una erupción en la piel. Me comuniqué con una practicista de la Ciencia Cristiana y le pedí tratamiento. Sané instantáneamente de todas estas enfermedades.
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