La correcta interpretación de la pregunta de Pilato “¿Qué es la verdad?” ha sido motivo de conjeturas. Lo que Jesús quiso significar en su declaración a este magistrado romano lo explica su vida. Jesús acababa de decir: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad”. Ver Juan 18:37, 38. Durante los tres años anteriores, Jesús sanó toda clase de enfermedades, resucitó a los muertos, enseñó a amar y a perdonar y mostró cómo vivir humildemente practicando al mismo tiempo el poder divino. Cambió la acción de lo que todavía se considera como ley física natural, cuando ésta no bendecía a los habitantes de la tierra. Su vida nos dice que esta Verdad de la que dio testimonio es Dios Todopoderoso, el Padre-Madre infinito, el Amor eterno.
Su uso de la Ciencia de la Verdad jamás fue por móviles egoístas. Aun cuando fue tentado, se rehusó a usar la Ciencia para beneficio propio, poder personal, o popularidad. Se condujo según Dios lo motivaba; habló como la Verdad divina lo impulsaba. Sus actos y enseñanzas muestran que el conocimiento de lo que Dios no es algo que esté separado del hombre y lo cual el hombre trata de obtener y usar; sino que la existencia del hombre es la demostración misma de las leyes de Dios en acción. Jesús vivió, momento a momento, no en condescendencia irreflexiva hacia las exigencias de las circunstancias, sino con intuición espiritual, la cual traía curación a las circunstancias que la necesitaban.
Por esta razón fue llamado Cristo Jesús. En su Clave de las Escrituras en Ciencia y Salud, la Sra. Eddy define al “Cristo” como “la divina manifestación de Dios, que viene a la carne para destruir el error encarnado”.Ciencia y Salud, pág. 583.
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