He gozado de un gran desarrollo en mi comprensión espiritual al sanar de una fractura en la cadera que tuve a causa de un accidente automovilístico. Los bomberos que me sacaron del auto no manifestaron ningún temor por mi estado, ni insistieron en que recibiera atención médica. Sin embargo, debido a los reglamentos de la compañía de seguros, fue necesario que me sacaran radiografías. El radiólogo me dijo que no podría caminar por unos seis o nueve meses y que me hiciera a la idea de quedar con una cojera permanente. Rehusé aceptar este veredicto como una realidad. Había estado reclamado mi perfección espiritual como idea de Dios e insistiendo en mi derecho divino de manifestar la perfección. Esta convicción acerca de mi ser verdadero e intachable nunca flaqueó durante el proceso de la curación.
Estoy agradecida por la ayuda que una buena amiga, sincera estudiante de la Ciencia Cristiana, me brindó al venir desde lejos para cuidarme. Su buena comprensión acerca del cuidado de Dios fue mi compañía constante y me ayudó a vencer cada prueba con verdad y amor. Mi esposo también me prestó una ayuda firme e infatigable.
Cuando una es dueña de un negocio no es posible desatenderlo. La transición de traer el trabajo a la casa se hizo sin esfuerzos. La Sra. Eddy escribe (Ciencia y Salud, pág. 128): “La palabra Ciencia, propiamente entendida, se refiere únicamente a las leyes de Dios y a Su gobierno del universo, incluso el hombre”. Esto nos dio valor para ver que el abastecimiento de ideas de Dios es tanto infinito como continuo.
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