La oscuridad nunca ha disipado
un rayo de luz. La muerte nunca ha borrado
realmente un solo rayo de Vida. El abierto
sepulcro, la estrella matutina, el arco iris después
de la tormenta, todos cuentan una historia insondable,
que significa más que la resurrección,
más que el gozo de Pascua. ¿Resucitó el Cristo
de la tumba?
¡Cristo nunca estuvo alli!
Jesús comprendió ese poderoso hecho,
movió la piedra, y trajo asombro
a los ojos de María. Probó en una estupenda obra
que el Hijo del Espíritu es eterno.
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