La Ciencia Cristiana cumple la profecía bíblica. Cristo Jesús prometió un Consolador a la humanidad. Esta Ciencia, la Ciencia divina, es ese Consolador. Algunos pueden pensar que la ciencia del cristianismo es primordialmente una religión maravillosa, una manera inspirada de vivir y de rendir culto, y ciertamente esa apreciación resultará en una experiencia religiosa significativa, quizás similar, en alguna medida, a la experimentada por muchas otras personas que aman profundamente a Dios. Sin embargo, el potencial cabal de la Ciencia Cristiana se demuestra más plenamente cuando comprendemos con más claridad el lugar indispensable que ocupa en el cumplimiento de la profecía bíblica.
El reconocimiento de la Ciencia del Cristo en su debido contexto, y la comprensión de su papel imperativo en la creciente percepción que la humanidad tiene de la realidad, fortalecerán y preservarán estas enseñanzas para la humanidad. El movimiento de la Ciencia Cristiana mantendrá su firme posición en la medida en que percibamos y apreciemos el lugar específico que ocupa esta cabal y perfecta revelación en impulsar y completar la redención de la consciencia humana.
En cierto sentido, algunos de estos puntos se pueden considerar en la curación de un caso particular de enfermedad o pecado. Si consideramos el caso primordialmente como una cuestión de orar para que desaparezcan la enfermedad, el pecado o el temor, es posible que tengamos cierto éxito, especialmente si nuestra oración se basa en el amor por la bondad infinita de Dios y Su constante cuidado del hombre. Hay, sin embargo, otra dimensión, una perspectiva que a menudo hace que la curación sea aún más significativa y sustancial. De hecho, puede ayudar a establecer la totalidad y permanencia de la curación.
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