Hace muchos años comencé a sentir bastantes achaques y dolores en las articulaciones. En ese entonces la Ciencia Cristiana era muy nueva para mí, y solicité la ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana para sanar la enfermedad. Mi familia me urgía que consultara a un médico. Estaban preocupados porque era evidente que esta condición paralizadora era bastante seria, y parecía que no había mucho progreso en la curación.
La practicista me explicó que no podía depender de la asistencia médica y la Ciencia Cristiana al mismo tiempo. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy nos dice (pág. 443): “Cuando la descubridora de la Ciencia Cristiana es consultada por sus seguidores sobre la conveniencia, ventaja y compatibilidad de un estudio médico sistemático, ella trata de mostrarles que bajo circunstancias ordinarias el recurrir a la fe en medios corporales tiende a debilitar en los que hacen tales concesiones la plena confianza en la Mente omnipotente como la que en verdad posee todo poder”.
Sin embargo, las persistentes protestas de mi familia me indujeron a internarme en un hospital para recibir asistencia médica. Para este entonces estaba completamente inmóvil. Se consultó a médicos especialistas y diagnosticaron la condición como artritis reumatoide. Me dijeron que era incurable. Mi familia, que es profundamente religiosa, me trajo un artículo de una revista protestante. En este artículo, el autor relataba cómo había aprendido a vivir con artritis. Entonces en ese mismo instante decidí que iba a aprender a vivir ¡sin artritis!
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