“La Ciencia Cristiana explica que toda causa y efecto son mentales, no físicos,” afirma la Sra. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 114). Yo siento profunda gratitud por esta maravillosa verdad.
Una mañana desperté con dolor de cabeza (algo inusitado en mí) e inmediatamente comencé a orar a Dios. Vi que esta situación exigía que yo comprendiera de mejor manera mi identidad espiritual; que me viera sana, inocente y libre de cualquier incomodidad, existiendo completamente en la Toda-presencia de Dios, la Mente. Al mismo tiempo contradije la creencia de que el hombre pudiera estar restringido en la materia.
Pasé el resto del día en mis actividades usuales, pero muchas veces tuve que detenerme por el dolor que sentía. Cada vez insistía en el hecho de que, como reflejo del Amor divino, lo único que podía sentir era amor. Cuando llegó la noche ya me había dado cuenta más plenamente de que un dolor de cabeza es una creencia falsa, y que yo podía denunciar el dolor como “un hablador” falso.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!