La alimentación es un tema de gran importancia. Pero en esta época el temor a la producción inadecuada de alimentos en algunas partes del mundo se ha acentuado en gran manera. Los expertos investigan las maneras de aumentar la producción, pero el problema, lejos de disminuir, pareciera ser cada vez más apremiante. En algunos lugares la escasez de comida se convierte en un problema urgente. Por ejemplo, las agencias internacionales de ayuda estimaron que en 1980 un millón de africanos perecerían a causa de inanición o de enfermedades relacionadas con el hambre. Y diecisiete de los veintiséis países del mundo que se ven amenazados por el hambre son africanos. Ver The New York Times, 15 de septiembre de 1980.
¿Qué podemos hacer para ayudar a mejorar las condiciones actuales y futuras? Los recursos materiales en sí y por sí mismos a menudo fallan. Pero la respuesta eficaz se hallará totalmente en la dimensión infinita del Espíritu. La verdadera clave está más allá de los recursos de la materia; eso es, la solución es mucho más profunda que la producción de una mayor cantidad de elementos materiales para nutrir a una humanidad que también es material. El punto vital es entender que la verdadera y única sustancia de toda la creación, incluso el hombre, es espiritual. Todo lo que existe procede de Dios, la Mente divina. El universo existe por virtud de la potencia creadora de la Mente. De ahí que lo que verdaderamente se necesita, si es que hemos de encontrar la provisión segura de los elementos necesarios para la manutención de los seres humanos, es mayor espiritualidad. Solamente viviendo de acuerdo con la Mente omnisciente podemos discernir las soluciones sabias que han de bendecir a la humanidad. “Ninguna hipótesis humana, ya sea sobre filosofía, medicina o religión, puede sobrevivir la acción destructiva del tiempo; pero todo lo que es de Dios tiene vida en sí mismo, y finalmente se reconocerá como una verdad evidente de por sí, tan demostrable como las matemáticas”, escribe Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). “Cada período sucesivo de progreso es un período más humanitario y espiritual. La única conclusión lógica es que todo es Mente y su manifestación, desde la rotación de los mundos, en el éter más sutil, hasta un sembrado de patatas”.Escritos Misceláneos, págs. 25–26.
En realidad no somos organismos biológicos. Más bien, nuestra verdadera identidad está mucho más allá de lo que los sentidos físicos perciben. Hay que reconocer que el hombre existe, se mantiene y perpetúa como idea, porque es la emanación de la Mente. Su identidad es la imagen del Espíritu. No siendo material ni dependiendo de la materia, sus posibilidades no tienen límites. Refleja siempre continuo y firme desarrollo. Reconocer este punto de vista verdadero sobre nuestra naturaleza nos ayuda a crecer y a adaptarnos a las circunstancias terrenales, y nos hace receptivos para encontrar soluciones prácticas a los problemas sociales.
La necesidad de sustento no se resuelve finalmente por medios materiales; es necesario entender la íntima unidad que existe entre el Hacedor y Su idea. El origen es el Espíritu y el resultado es el hombre espiritual. La causa motivadora es el bien y el efecto es aquello que es bueno en todo y para todos. La fuente, o venero, es la Mente infinita y la consecuencia es el hombre satisfecho, reflejando la plenitud del ser. Una confianza más profunda en la provisión de Dios nos ayuda a eliminar la escasez y el temor.
Sabemos que la Mente ha sido eternamente la fuente de la continuidad ininterrumpida del bien en el hombre. En la Biblia son numerosos los relatos de ese poder divino que está siempre al alcance de la persona espiritualmente alerta. Por ejemplo, José fue inspirado para que almacenara alimentos para una futura época de escasez. Los israelitas, en su larga travesía por el desierto, fueron provistos día a día del alimento necesario, sin almacenar ni guardar nada para el día siguiente. La viuda de Sarepta alimentó al profeta Elías sin carecer por ello del sustento para su hijo o para ella.
Cristo Jesús alimentó a una multitud con unos pocos panes y unos peces. Aunque lo que había en forma visible y tangible era ínfimo para tantas personas, ello no fue obstáculo para el Maestro. Él demostró que la sustancia de la provisión es espiritual, que el bien es invariable, presente, inagotable, suficiente. Este entendimiento rindió resultados prácticos; él suplió la necesidad de cinco mil personas sin cambiar de lugar, sin demoras, sin tener que recurrir a procedimientos burocráticos, sin escasez, sin dinero.
El entendimiento espiritual, tal como fue demostrado por Jesús y luego ampliamente explicado y utilizado por la Sra. Eddy, alcanza mucho más allá de la materia, más allá de todo lo que es físico y limitado. Lo que existe realmente se percibe como idea, nunca como materia con todas sus restricciones. Las necesidades se tratan y se resuelven fundamentalmente por medio del entendimiento espiritual. Toda estructura, toda calidad, toda esencia, todo efecto, desde lo más minúsculo hasta lo más inmenso, es la derivación del supremo poder de la Mente. La Sra. Eddy dice en el libro de texto de la Ciencia Cristiana: “El árbol y la hierba no producen fruto debido a alguna virtud propagativa propia, sino porque reflejan la Mente que lo incluye todo”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 507.
Jesús dijo una vez: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”. Juan 4:35. Esa proposición es una demanda mental, que se dirige directamente a la consciencia individual. El desarrollo de las plantas, el espacio de tiempo requerido para su maduración, las posibles plagas, las condiciones atmosféricas, etc., no es lo principal. En su lugar elevemos el pensamiento fuera del énfasis mesmérico que se pone en la apariencia exterior visible, hacia el ámbito infinito, donde todas las ideas son satisfechas espiritualmente. El efecto de este enfoque es bendecir a la humanidad en maneras muy prácticas.
¿Deseamos ayudar a la humanidad a encontrar soluciones para las muchas dificultades que se le presentan? Entonces debemos recurrir a Dios. A medida que perseveramos para establecer el concepto correcto del verdadero alimento nos es más probable percibir soluciones inteligentes para resolver las necesidades humanas. Oremos cambiando el énfasis que se pone en la provisión material por la comprensión de la afluencia permanente del Espíritu, que suple abundantemente las demandas de toda la creación. En la Mente infinita la sementera está siempre lista y el grano maduro. El recurrir a esta ley divina revela la manera permanente de abastecer al mundo, con alimento abundante y completo.
El hace producir el heno para las bestias,
y la hierba para el servicio del hombre,
sacando el pan de la tierra.
Salmo 104:14
