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Supliendo la demanda de alimentos

[Original en español]

Del número de febrero de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La alimentación es un tema de gran importancia. Pero en esta época el temor a la producción inadecuada de alimentos en algunas partes del mundo se ha acentuado en gran manera. Los expertos investigan las maneras de aumentar la producción, pero el problema, lejos de disminuir, pareciera ser cada vez más apremiante. En algunos lugares la escasez de comida se convierte en un problema urgente. Por ejemplo, las agencias internacionales de ayuda estimaron que en 1980 un millón de africanos perecerían a causa de inanición o de enfermedades relacionadas con el hambre. Y diecisiete de los veintiséis países del mundo que se ven amenazados por el hambre son africanos. Ver The New York Times, 15 de septiembre de 1980.

¿Qué podemos hacer para ayudar a mejorar las condiciones actuales y futuras? Los recursos materiales en sí y por sí mismos a menudo fallan. Pero la respuesta eficaz se hallará totalmente en la dimensión infinita del Espíritu. La verdadera clave está más allá de los recursos de la materia; eso es, la solución es mucho más profunda que la producción de una mayor cantidad de elementos materiales para nutrir a una humanidad que también es material. El punto vital es entender que la verdadera y única sustancia de toda la creación, incluso el hombre, es espiritual. Todo lo que existe procede de Dios, la Mente divina. El universo existe por virtud de la potencia creadora de la Mente. De ahí que lo que verdaderamente se necesita, si es que hemos de encontrar la provisión segura de los elementos necesarios para la manutención de los seres humanos, es mayor espiritualidad. Solamente viviendo de acuerdo con la Mente omnisciente podemos discernir las soluciones sabias que han de bendecir a la humanidad. “Ninguna hipótesis humana, ya sea sobre filosofía, medicina o religión, puede sobrevivir la acción destructiva del tiempo; pero todo lo que es de Dios tiene vida en sí mismo, y finalmente se reconocerá como una verdad evidente de por sí, tan demostrable como las matemáticas”, escribe Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). “Cada período sucesivo de progreso es un período más humanitario y espiritual. La única conclusión lógica es que todo es Mente y su manifestación, desde la rotación de los mundos, en el éter más sutil, hasta un sembrado de patatas”.Escritos Misceláneos, págs. 25–26.

En realidad no somos organismos biológicos. Más bien, nuestra verdadera identidad está mucho más allá de lo que los sentidos físicos perciben. Hay que reconocer que el hombre existe, se mantiene y perpetúa como idea, porque es la emanación de la Mente. Su identidad es la imagen del Espíritu. No siendo material ni dependiendo de la materia, sus posibilidades no tienen límites. Refleja siempre continuo y firme desarrollo. Reconocer este punto de vista verdadero sobre nuestra naturaleza nos ayuda a crecer y a adaptarnos a las circunstancias terrenales, y nos hace receptivos para encontrar soluciones prácticas a los problemas sociales.

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