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¿Viene de Dios?

Del número de febrero de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En la actualidad, ocurre a veces que cae en nuestras manos literatura religiosa que nos recuerda a la Ciencia Cristiana. Palabras, frases, oraciones enteras, dan una apariencia superficial semejante a la del estilo que encontramos en los escritos de la Sra. Eddy, algunos autores hasta usan alguna de su cuidadosamente pensada terminología técnica y capitalización. Estas publicaciones podrían engañar “aun a los escogidos”. Mateo 24:24. Podrían hacer creer aun a aquellos que desde hace mucho tiempo son miembros de la Iglesia de Cristo, Científico, que estas obras son publicadas por La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, o, por lo menos, que éstas promulgan un mensaje semejante al de la Ciencia Cristiana según la descubrió la Sra. Eddy.

Pero esto no es siempre así, y aunque posiblemente veamos en estas publicaciones una vislumbre de inspiración y genuina actitud a la manera del Cristo, es sabio considerarlas con discernimiento. Para no ser engañados, haríamos bien en obedecer la advertencia en una de las epístolas de Juan, que dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. 1 Juan 4:1.

Tanto para nuestra propia protección como para la de los demás es de vital importancia leer y circular solamente literatura de la Ciencia Cristiana que sea absolutamente correcta y pura. La Sra. Eddy con todo amor hace ver esto claramente a sus seguidores en uno de los Estatutos del Manual de La Iglesia Madre, el cual, obedecido, impediría que los miembros se descarriaran y que descarriaran a otros. Dice en parte: “Ningún miembro de esta Iglesia debe comprar, vender ni circular literatura sobre la Ciencia Cristiana que no declare con exactitud el Principio divino, las reglas y la demostración de la Ciencia Cristiana. Asimismo será preciso considerar definitivamente el espíritu en que el escritor haya redactado su literatura. Sus escritos deben adherirse estrictamente a la Regla de Oro, de lo contrario lo que escriba no será considerado Ciencia Cristiana”.Man., Art. VIII, Sec. 11.

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