Cuando comencé a leer el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, enseguida sentí su impulso sanador y su elevación moral. Agradecida por el amor que había encontrado en la iglesia y a través de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, quería sentirme digna y merecedora de todo el bien que Dios me estaba otorgando.
Pero había algo que obstruía mi progreso espiritual: el hábito de fumar. Ansiaba verme libre de este falso apetito para poder ser más receptiva a la Verdad divina, y obedecerla. Había aprendido que el fumar no estaba de acuerdo con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. Me sentía avergonzada y triste porque pensaba que me iba a resultar imposible abandonar este hábito. Anteriormente lo había intentado mediante voluntad humana sin buen resultado.
Un día, leyendo el libro de texto, la siguiente declaración de la Sra. Eddy se destacó: “Oscilando como un péndulo entre el pecado y la esperanza del perdón, — mientras el egoísmo y la sensualidad causan constantes retrocesos,— nuestro progreso moral será lento” (pág. 22). Me vi actuando de esa manera, oscilando entre la esclavitud de la materia y la atracción hacia el Espíritu. Entonces resolví poner todo mi peso moral del lado del bien y aceptar de todo corazón las verdades que se me iban revelando.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!