Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

[Original en español]

Cuando comencé a leer el libro de texto de la Ciencia Cristiana,...

Del número de mayo de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando comencé a leer el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, enseguida sentí su impulso sanador y su elevación moral. Agradecida por el amor que había encontrado en la iglesia y a través de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, quería sentirme digna y merecedora de todo el bien que Dios me estaba otorgando.

Pero había algo que obstruía mi progreso espiritual: el hábito de fumar. Ansiaba verme libre de este falso apetito para poder ser más receptiva a la Verdad divina, y obedecerla. Había aprendido que el fumar no estaba de acuerdo con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. Me sentía avergonzada y triste porque pensaba que me iba a resultar imposible abandonar este hábito. Anteriormente lo había intentado mediante voluntad humana sin buen resultado.

Un día, leyendo el libro de texto, la siguiente declaración de la Sra. Eddy se destacó: “Oscilando como un péndulo entre el pecado y la esperanza del perdón, — mientras el egoísmo y la sensualidad causan constantes retrocesos,— nuestro progreso moral será lento” (pág. 22). Me vi actuando de esa manera, oscilando entre la esclavitud de la materia y la atracción hacia el Espíritu. Entonces resolví poner todo mi peso moral del lado del bien y aceptar de todo corazón las verdades que se me iban revelando.

Finalmente me pregunté: “¿Por qué fumo?” Mi débil respuesta fue que yo creía que el cigarrillo me tranquilizaba. Pero fue muy claro que este apoyo nunca había solucionado ninguno de mis problemas. Luego de este razonamiento, resolví dejar de fumar, y con la ayuda de Dios pude mantener esta resolución. Si bien al principio todavía sentía cierta atracción hacia el cigarrillo, prontamente me di cuenta de que la omnímoda atracción del Espíritu infinito era más poderosa. Y en poco tiempo me sentí completamente liberada del deseo de fumar.

En ese entonces yo no sabía qué era lo que me había sanado, pues entendía poco o nada de la práctica de la Ciencia Cristiana. Pero a medida que indagaba para saber cómo se había producido la liberación, entendí que mi gran deseo de crecer en gracia había sido más poderoso que las debilidades humanas. Este anhelo de progresar espiritualmente abrió el camino para mi liberación, por medio de la ley de Dios, de un vicio que me esclavizaba.

Luego, con mucha satisfacción, presenté la solicitud para ser miembro de La Iglesia Madre. Me siento feliz de estar afiliada a la congregación que tanto me ha bendecido. También estoy muy agradecida por el práctico ejemplo de nuestro Mostrador del camino, Cristo Jesús, y por la revelación de la Ciencia divina que tan generosamente ha compartido con nosotros nuestra amada Guía, la Sra. Eddy.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1982

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.