La admonición de la Sra. Eddy de defendernos diariamente de las sugestiones mentales agresivas es terminante y precisa y nos exige que seamos terminantes y precisos para cumplirla. Ver Manual de La Iglesia Madre, Art. VIII, Sec. 6.
Nuestra defensa está dirigida contra cualquier pensamiento que se oponga a la bondad de Dios. Los pensamientos de sensualidad, envidia, odio, se oponen a Su naturaleza. Pero puesto que Dios es Todo y el único poder, el mal no es nada y carece de poder. En esto radica nuestra defensa. Tenemos que reconocer que el mal nada es y no dejarnos engañar creyendo que tiene identidad. “El mal no tiene realidad”, nos dice la Sra. Eddy. “No es persona, lugar, ni cosa, sino simplemente una creencia, una ilusión del sentido material”.Ciencia y Salud, pág. 71.
Las palabras “sugestión mental agresiva” nos revelan vívidamente la supuesta naturaleza del mal. Éste quisiera ser apremiante, aseverativo, insistente. Pero cuando nos damos cuenta de que Dios es incuestionablemente Todo no podemos ser presionados ni engañados. El supuesto agresor no tiene lugar para invadir la totalidad del bien; ni consciencia que reclamar en la infinitud de la Mente; ni materia que ocupar en la omnipresencia del Espíritu; ni ninguna existencia en la universalidad de la Vida.
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