Para un parto armonioso, la calma llena de confianza y libre de temor y aprensión de los padres, es un elemento vital. La explicación que da la Ciencia Cristiana acerca de la obstetricia, trae el entendimiento que proporciona esa calma.
Una madre estaba pasando momentos difíciles durante el nacimiento de su primer hijo. El parto había comenzado hacía dieciocho horas. Para el médico que la atendía, la única aparente solución para un parto sin peligro era recurrir a la cirugía. Finalmente el padre de la criatura pudo comunicarse por teléfono con una practicista de la Ciencia Cristiana que vivía en otro estado. En cuestión de minutos el médico observó, lo que para él era un fenómeno poco común. El bebé de pronto se movió, poniéndose en la posición correcta, y el alumbramiento se produjo rápida y armoniosamente.
Estos fueron los “hechos” de la manera que los vio el médico.
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