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Hace muchos meses empecé a sentir que mis amistades, especialmente...

Del número de mayo de 1982 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace muchos meses empecé a sentir que mis amistades, especialmente algunos miembros de la iglesia, me estaban abandonando, ya no me apoyaban; también sentí que por alguna razón yo era incapaz de poner en práctica las verdades sanadoras que había aprendido en la Ciencia Cristiana.

En cierto momento esos temores y dudas mesméricas me parecieron tan reales que me sentí abrumado y pensé finalmente que había perdido por completo de vista la realidad. El resultado fue que me sentí profundamente deprimido. Hasta llegué al punto de considerar quitarme la vida.

Un día, mientras estaba en este estado de confusión, un compañero Científico Cristiano me llamó por teléfono. Durante nuestra conversación, él debe de haber percibido que algo andaba mal, porque me preguntó si podía pasar a verme. Durante su visita, ese amigo me animó de la manera más tierna y compasiva, haciéndome recordar que Dios y Su creación espiritual nunca cambian, y como Su idea, yo no podía dejar de expresarlo a Él, a pesar de la aparente situación.

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