Si tenemos un concepto básicamente material del gobierno de la iglesia — al mismo tiempo que tratamos de demostrar unidad espiritual a la altura de determinadas decisiones — es posible que cosechemos los frutos de nuestra falta de concordancia. Lo que se requiere es ver el gobierno de nuestra iglesia, desde el comienzo hasta el fin, a la luz de los hechos espirituales que sanan.
En el Manual de La Iglesia Madre, Mary Baker Eddy especifica que cada iglesia filial en su forma de gobierno “será netamente democrática”.Manual, Art. XXIII, Sec. 10. El sistema democrático exige que un grupo llegue a sus decisiones básicas mediante los deseos expresos de una mayoría. ¿Pero requieren las palabras de nuestra Guía un concepto materialmente orientado de ese procedimiento? ¿Atribuiremos al gobierno de la iglesia “netamente democrática” las premisas y suposiciones basadas en la materia que están asociadas con la forma en que generalmente se usa ese tipo de gobierno en política? ¿O debemos elevar de una base material a una espiritual nuestro concepto de lo que significa “netamente democrática”?
Trabajando desde una base espiritual, veremos que todos los elementos esenciales del gobierno democrático de la iglesia proceden de la Mente única, el Espíritu, Dios — y de Sus leyes y cualidades — no de una fuente que es mortal, finita, limitada y material.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!