La sustancia se relaciona con la salud más de lo que nosotros pensamos. La Ciencia Cristiana nos demuestra que a medida que obtenemos un mayor entendimiento de la verdadera sustancia, expresamos una buena salud en nuestra vida, tanto física como moral y espiritualmente. Si la mala salud parece amenazarnos, podemos confiar en una aceptación consagrada del concepto de la verdadera sustancia a través de la oración y de la manera de vivir cristiana, para restablecer la armonía.
Una alternativa radical que tenemos para no hacer uso de la medicina material tradicional es orar acerca de la sustancia. ¿Qué hay detrás de todo esto?
La sustancia es Dios. Por lo tanto, la sustancia verdadera es el bien invariable. Por ser el hombre la idea de Dios, es la imagen de lo eterno e infinito. El hombre es espiritual. La salud absoluta o armonía de la Mente divina tiene su encarnación o reflejo en la idea compuesta llamada el hombre. Pablo escribe: “¿Ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” 1 Cor. 6:19.
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