¡Cuánto aman los cristianos la Navidad! Estas queridas fiestas conmemoran el aparecimiento del Cristo, la verdadera idea de la naturaleza del hombre, de una manera visible para todo el mundo. El Cristo salva a la humanidad de todo mal, incluso el pecado, la enfermedad y la muerte.
Aunque el aparecimiento del Cristo por medio de Jesús aconteció una sola vez, la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) revela que el advenimiento del Cristo sucede continuamente. Ocurre silenciosamente en el pensamiento individual humano. La Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, define “Cristo” en el Glosario de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras como “la divina manifestación de Dios, la cual viene a la carne para destruir al error encarnado”.Ciencia y Salud, pág. 583. Puesto que el Cristo es la naturaleza verdadera de cada individuo, está destinado a aparecer por completo a toda la humanidad.
La manifestación del Cristo en la consciencia humana es la revelación de que Dios es Espíritu perfecto y el hombre es Su linaje espiritual y eterno; es la revelación de la verdadera idea de filiación. Es el aparecimiento en el pensamiento humano de las preciosas cualidades del Cristo que designan al hombre real, cualidades tales como: mansedumbre, humildad, caridad, pureza, paz, altruísmo, perdón, amor hacia las cosas espirituales y consagración a la curación espiritual. Estas cualidades que derivan de Dios caracterizaron la vida y obra de Jesús y lo capacitaron para curar. Cuando la naturaleza del Cristo es aceptada por la consciencia receptiva de cada individuo en todas las épocas, purifica, espiritualiza y libera del mal. Un querido himno de Navidad dice: “Doquier encuentre humildad,/el Cristo entrará”.Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 222.
Todo cristiano puede orar para aceptar como su naturaleza verdadera las cualidades de Dios que el Cristo revela. Cuando nos dedicamos a comprender el verdadero concepto de filiación, dejando que se difunda en nuestra consciencia, nuestro pensamiento y nuestras vidas se transforman. De esta manera nos alejamos del sentido material de la existencia para entrar en el espiritual, en la realidad y libertad divinas. Ésta es una Navidad siempre activa en todos nosotros.
La Biblia ilustra la manera en que la mente carnal odia y resiste invariablemente el aparecimiento de Cristo. Cuando Jesús nació, este odio se hizo evidente en el proceder de Herodes, rey de Judea (ver Mateo 2:1–21). El nacimiento fue un evento sencillo, sin pompa ni demostraciones materiales. Pero igualmente atrajo los celos y la animadversión de Herodes. Su resistencia al Cristo adoptó al comienzo una forma sutil. Mintió acerca de su interés por el niño al decirle a los magos: “Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y... hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore”. Mateo 2:8. Pero, por supuesto, el Cristo posee el poder para proteger su propio aparecimiento. Los magos, al ser avisados del peligro por revelación en sueños, eludieron la vigilancia de Herodes, y el niño permaneció a salvo.
Más tarde, los celos y el odio de Herodes adoptaron una forma más violenta, maliciosa y evidente cuando, al tratar de destruir al niño que, según él, pondría en peligo su corona, ordenó matar a todos los niños menores de dos años en la región de Belén.
Los esfuerzos maliciosos de Herodes no interfirieron con la revelación del Cristo por medio de Jesús, puesto que con anterioridad un ángel mensajero había dicho a José que tomara a María y al niño y huyera a Egipto.
La Ciencia Cristiana da el nombre de magnetismo animal a la clase de pensamiento y acción que Herodes puso de manifiesto. De ninguna manera es éste una fuerza o poder reales. Es simplemente un término que describe la acción del error y que, si pudiera, dañaría o anularía al Cristo. El magnetismo animal, la resistencia al Cristo, es básicamente la creencia falsa de que la vida e inteligencia están en la materia. Este concepto erróneo fue el origen de la crueldad y el odio dirigidos contra la Sra. Eddy después que descubrió la Ciencia Cristiana y fundó su Iglesia. Su comprensión de la omnipotencia de Dios y la ineficacia de tal resistencia la posibilitaron tener éxito en su obra.
Hoy, como en los días de Jesús, el magnetismo animal trata de evitar el amanecer del Cristo en la consciencia individual. La misma calidad de pensamiento sutil y engañosa que Herodes manifestó cuando les mintió a los magos, se presenta hoy como la artera atracción del materialismo, sugiriendo que los placeres y ocupaciones terrenales son más importantes que el estudio, la oración y el pensamiento disciplinado que revela nuestra verdadera naturaleza en Cristo. El magnetismo animal alega que nuestra comodidad personal es más importante que participar en las actividades de la iglesia, compartir la verdad con los demás, recibir instrucción en clase, y concurrir a nuestra reunión anual de estudiantes de la Asociación de la Ciencia Cristiana. Operando como materialismo en general, insinúa que la humildad, la pureza y el altruismo no poseen valor alguno. Alega que somos mortales y que la ira, la envidia, la sensualidad y demás formas de egoísmo y pecado, son justificables debido a las circunstancias materiales y otras personalidades mortales. Insinúa que siempre podemos recurrir a la materia para curarnos si Cristo, la Verdad, nos falla. Estas mentiras sutiles no tienen que encontrar respuesta en nosotros.
¿Cuáles son hoy algunas de las formas maliciosas más evidentes del pensamiento herodiano que abiertamente lanzan ataques con el propósito de extinguir el aparecimiento del Cristo en la consciencia individual? Son la vianda de revistas, libros, películas y programas de televisión que muestran la animalidad y lo que es inhumano como algo normal. Son las actitudes despiadadas sugiriendo que la única forma de tener éxito en los negocios, en los estudios, en el hogar, o en la sociedad, es por medio de la mentira, el fraude y demás prácticas inmorales. Son los artículos impresos y programas de televisión sugiriendo que la curación está asegurada sólo cuando se busca a través de medios materiales, y que la confianza en las enseñanzas de Cristo Jesús es irracional y peligrosa.
Jamás tenemos que temer al odio sutil o manifiesto dirigido contra el Cristo, la Verdad. Hoy, como en los días de Jesús, podemos valernos del protegido aparecimiento del Cristo a toda la humanidad escuchando y obedeciendo a Dios. Jamás necesitamos tomar represalias contra el sistema o personas que estén perpetuando alguna forma de magnetismo animal. Recordemos que ni los magos ni José tuvieron que luchar contra Herodes; sólo tuvieron que escuchar a Dios y obedecer Sus órdenes.
¿Qué tenemos que hacer para proteger el aparecimiento del Cristo en nuestra consciencia? ¡Tenemos que orar! Defendemos nuestro pensamiento solamente por medio de la oración. Un potente procedimiento consiste en afirmar el constante e inevitable aparecimiento del Cristo en nuestra consciencia y darnos cuenta de que el mal no tiene poder para interferir.
Jesús oraba frecuentemente y enseñó a sus seguidores a hacer lo mismo. La Ciencia Cristiana insta a todos los cristianos a orar diariamente para poder cultivar, fortalecer y defender calladamente el aparecimiento del Cristo en sus pensamientos.
Tal oración nos ayuda a cumplir con el consejo del Apóstol Pablo: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filip. 2:5. Nos ayuda a prestar atención a este pasaje en Ciencia y Salud: “Los cristianos están bajo órdenes tan directas ahora, como lo estaban entonces, de asemejarse a Cristo, de tener el espíritu de Cristo, de seguir el ejemplo de Cristo, y de sanar al enfermo así como al pecador”.Ciencia y Salud, pág. 138. A través de la oración comprendemos cada día que el Amor divino, que impulsó el aparecimiento del Cristo por medio del nacimiento de Jesús, está hoy impulsando el aparecimiento del Cristo en el pensamiento y la vida de cada individuo.
Gracias a al oración comprendemos de que en realidad somos linaje espiritual de Dios y que, por lo tanto, no hay nada en nosotros que pueda resistir a Cristo. No hay ningún odio sutil o manifiesto hacia la Verdad, ningún magnetismo animal, para impedir, inhibir u obstruir el desarrollo eterno de la idea infinita de Dios en el hombre.
Ponemos nuestras oraciones en acción a medida que nos esforzamos por dejar que la luz del Cristo se refleje en cada pensamiento y acción. El fruto de esto es que nos volvemos más firmemente inspirados, nos liberamos más del egoísmo y pecado, sentimos un deseo más profundo por las cosas espirituales, nos apoyamos con más confianza en Cristo, la Verdad, para la curación, y nos sentimos movidos con más frecuencia a curar a los demás.
Tuve una experiencia que me mostró el valor que tiene la oración para proteger el aparecimiento del Cristo en mi pensamiento. Tenía que viajar todos los años cierta distancia para concurrir a una reunión que fue de gran ayuda para nutrir la revelación del Cristo en mi pensamiento. Durante muchos años, cada vez que volvía de esta reunión, experimentaba algún problema que me privaba de la inspiración que había obtenido, dejándome desanimado y molesto. Cuando me dí cuenta de que esto había ocurrido varias veces, comprendí que debía proteger mi pensamiento de la actividad del magnetismo animal que intentaba matar al Cristo.
Oré para percibir que el aparecimiento del Cristo en la consciencia humana es inevitable, y declaré que éste no podía ser detenido ni demorado. No hubo necesidad de encontrar una causa al error. Sólo tuve que comprender que la Mente divina estaba impulsando el advenimiento del Cristo en mi pensamiento y que lo protegía.
De allí en adelante, no tuve más problemas al regresar de esta reunión. La inspiración y elevación obtenidas permanecieron en mí. Desde entonces, he tratado de orar diariamente con respecto a este asunto.
La Sra. Eddy comenta acerca de la venida del Cristo: “Festejo la Navidad con mi alma, mi sentido espiritual, y así conmemoro el advenimiento a la comprensión humana del Cristo, concebido del Espíritu, de Dios y no de una mujer — como el nacimiento de al Verdad, el amanecer del Amor divino abriéndose camino en las tinieblas de la materia y el mal con la gloria del ser infinito”. Más adelante escribe: “El esplendor de esta natividad del Cristo revela significados infinitos y trae numerosas bendiciones”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 262.
A medida que obedezcamos el mandamiento de Dios de orar diariamente, nutriremos y protegeremos el aparecimiento del Cristo en nuestro pensamiento, haciendo de cada día una Navidad.
    