La importancia del buen humor y la risa me fue ilustrada cuando varios de mis compañeros y yo fuimos invitados durante la época de la Navidad a decorar los cristales de las ventanas de un centro de protección para niños abandonados. Éramos estudiantes de arte y esta oportunidad de alegrar a los niños fue aceptada con regocijo.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!