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Curaciones que son permanentes

Del número de septiembre de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Con extraordinaria inventiva, la gente ha desarrollado muchos sistemas de curación a través de los siglos. Sin embargo, hay un solo método que es verdaderamente científico y que confiere alivio permanente al que sufre: el enfoque que Cristo Jesús enseñó y demostró.

Lo que llama la atención acerca de los innovadores sistemas materiales, que supuestamente sanan, es la forma en que continúan prosperando a pesar de que el Maestro ya ha proporcionado una completa solución espiritual. Sin embargo, cuando se examinan sus exigentísimas enseñanzas, no es sorprendente que una variedad de sistemas prosperen. Otros procedimientos exigen muchísimo menos. La curación por medio del Cristo, la Verdad, requiere que los mortales abandonen sus convicciones de que la existencia está basada en la materia. Otros métodos terapéuticos permiten a la persona aferrarse a la antigua creencia de que la vida y el bienestar existen en la materialidad y dependen de ella. Cabe admitir que ésa no es una creencia fácil de empezar a abandonar.

Jesús practicó un método mental, no material, de curación. Pero una declaración de esa naturaleza requiere una explicación; muchas personas hoy en día podrían interpretar mal su significado. Podrían suponer que cuando se habla de un método material se está hablando de medicamentos, manipulación quiropráctica, cirugía o radioterapia, mientras que por curación mental se entiende el uso de la mente humana. La verdad es que el uso de una mentalidad corpórea, al igual que la aplicación de la medicina, todavía constituye una base material para la curación. La mente humana es tan material como los medicamentos y la cirugía. De hecho, los medicamentos y la cirugía son vástagos de la mente humana.

Jesús no usaba ni la mente humana ni ninguna de sus invenciones para curar al enfermo, destruir el pecado o resucitar a los muertos. Y, sin embargo, él usaba un método mental. Pero sus curaciones eran verdaderamente científicas — y, por lo tanto, permanentes — pues estaban basadas en la comprensión de que Dios es la única fuente del pensamiento, la consciencia y la inteligencia; el Salvador sabía que Dios es la Mente única e infinita. Jesús estaba imbuido de esta Mente. Él discernió que todo individuo es la idea compuesta de la Mente. Percibió que el hombre es la expresión inmaculada de Dios. Cuando la curación esté arraigada en el reconocimiento de que Dios es la Mente divina y que el hombre es Su puro y perfecto reflejo, la mejoría será permanente. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy explica: “Un método mental científico es más saludable que el uso de medicinas, y tal método mental produce salud permanente”.Ciencia y Salud, pág. 79.

En la práctica de la curación por medio de la Ciencia Cristiana es de primordial importancia reconocer la diferencia entre lo que podría llamarse una curación por medio de la mente humana y una curación científica de la Mente divina. Una de las razones para mantener esa distinción es que el hacerlo así puede significar la diferencia entre una curación que perdura y un alivio temporario. Otra razón es proteger la pureza del tratamiento espiritual. La Ciencia divina es el Consolador prometido por Jesús, que explica con precisión el método de curación usado por él. No deberíamos asombrarnos ante la proliferación de métodos mentales no científicos, que causan confusión, y que tratarían de sacar la curación del ámbito de demostración de la Mente divina para asentarla sobre la base de una mente humana manipuladora.

Si alguna vez nos encontráramos experimentando síntomas de una enfermedad que creíamos haber superado — o incluso, nada más que temiendo la posibilidad de una recaída — podría ser importante negar específicamente la creencia de que nuestra curación pudo, de alguna manera, estar basada sobre ciertas facetas de la mente humana. Queremos estar libres por completo de meramente persuadir a la mente humana de que tenemos salud. Una curación material — ya sea por medio de medicamentos o por medio de una mentalidad finita — sólo reestructura la creencia humana. Pero la curación espiritual disuelve las raíces mismas de la discordancia.

Puede que la mentalidad mortal se convenza a sí misma de que la cirugía o la acción de la mente material pueden sanar. Y esa fe puede orientar el pensamiento hacia una creencia de salud. Pero todo lo relativo a la mente humana es mutable y temporario. Y todo lo que se relaciona con la Mente divina es inmutable y perdurable. La mente humana nunca estará totalmente segura de una curación; siempre tiene dudas sobre la sustancialidad y permanencia de la salud. “La práctica mental errónea puede parecer que beneficia temporalmente al enfermo, pero el restablecimiento no es permanente”, se insiste en Ciencia y Salud. “Eso se debe a que los métodos erróneos obran sobre el estrato material de la mente humana, llamado cerebro, y por medio de éste, el cual es sólo una fusión mortal de la mortalidad material y sus supuestas actividades”.Ibid., pág. 185.

Los métodos que simplemente ordenan o reordenan las percepciones de la mente humana no tienen valor perdurable. Necesitamos algo mucho más espiritual que el intento de persuadir a la mente humana de que ella y su cuerpo han mejorado; la necesidad es abandonar la creencia de que la mente del hombre es humana. Su Mente es divina; esta Mente no tiene dudas ni incertidumbres acerca de la permanencia de la salud y la perfección.

La reaparición de una dificultad que tuvimos en el pasado nos exige estar seguros de que consciente y específicamente hemos dado algunos pasos para apartarnos de la creencia de que nuestra Mente es mortal. Los pasos para el crecimiento espiritual implican el creciente reconocimiento y demostración de que el hombre expresa la Mente inmortal única. No estamos tratando de lograr que una mente personal y finita pierda el temor; estamos abandonando la falacia de que la mente ha sido alguna vez mortal, capaz de ayudarnos o perjudicarnos. Esto es una transformación del pensamiento, un descubrimiento espiritual. La verdadera curación es una experiencia profundamente religiosa porque tiene que ver con Dios y con la relación del hombre con Él.

Dios es Mente. La única Mente que tenemos es Dios. Y Dios conoce salud perdurable para Sus hijos. A medida que aceptemos y demostremos la admonición bíblica: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”, Filip. 2:5. nuestras curaciones serán permanentes.

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