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Oremos diariamente en nuestro propio beneficio

Del número de septiembre de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Orar en bien de uno mismo puede ser un gozo diario. Nos trae inspiración, paz y medios para resolver problemas. Es necesario para el crecimiento espiritual y la demostración. Por cierto que no tenemos por qué ser reacios a aprovechar esta oportunidad celestial que nos vivifica y renueva.

La gente se pregunta algunas veces si es egoísta orar en bien de uno mismo. No lo es si el móvil es glorificar y adorar a Dios, y saber cómo bendecir a los demás verdaderamente. El deseo de expresar la naturaleza de la Verdad y el Amor divinos no es egoísta, porque hace que nuestros pensamientos no se centren en nosotros mismos sino que vayan a Dios. Cuando oramos para aumentar nuestra habilidad para ayudar y sanar a nuestro prójimo, estamos procurando nuestro bien en lo que compartimos con otros. El Amor divino responde a esta clase de oración.

¿Está bien orar por cosas materiales? Consideremos el consejo de Cristo Jesús: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?... Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:31, 33.

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