“Emerged suavemente de la materia al Espíritu. No creáis que podéis impedir la espiritualización final de todas las cosas, pero entrad de manera natural en el Espíritu por medio del mejoramiento de la salud y las condiciones morales y como resultado de progresos espirituales”. Esta cita de la página 485 de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, describe cómo llegué a confiar en el bien eterno y cómo Dios vino a ser real para mí por medio del estudio de Ciencia Cristiana en el curso de varios años.
Conocí la Ciencia en una época cuando mi vida parecía estar completamente perturbada. Un día, tomé un ejemplar del Christian Science Sentinel de una caja que estaba afuera de una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, y pasé toda esa noche leyéndolo. A la mañana siguiente, cuando la Sala de Lectura abrió, regresé por más.
Así comenzó un año de visitas regulares a la Sala de Lectura. Durante este tiempo descubrí que aun cuando no comprendía todo lo que leía, después de un par de horas de lectura salía de allí reconfortada y tranquila, pensando en muchos conceptos nuevos y maravillosos acerca de Dios. Con frecuencia encontraba una frase o un pensamiento que satisfacía una necesidad determinada de ese día. Otras veces, lo que leía me despertaba a una comprensión de cosas que me habían intrigado por muchos años.
En la Sala de Lectura pedí prestados libros para leer en mi casa: biografías de la Sra. Eddy y otros escritos acerca de la Ciencia Cristiana. También compré un Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana y un ejemplar de Ciencia y Salud. Comencé a leer la Lección Bíblica semanal provista en el Trimestral, utilizando este libro y la versión King James de la Biblia. Al principio, solo leía una sección de la lección cada día, pero muy pronto comencé a leer diariamente toda la lección.
En esta época, tanto mi familia como yo éramos miembros activos de otra iglesia, y yo no tenía la menor intención de “ser una Científica Cristiana”. Sin embargo, en la Sala de Lectura se me informó que todo el mundo era bien recibido en los oficios religiosos de las iglesias de la Ciencia Cristiana, aunque en ningún momento se me urgió a que me hiciera miembro. Después de un tiempo, decidí asistir a una reunión de testimonios de los miércoles. Pronto comencé a ir cada semana, pero continué asistiendo a mi propia iglesia todos los domingos. Más o menos en esta época hablé con una practicista de la Ciencia Cristiana. Ella contestó a mis preguntas concernientes a la Ciencia y me señaló varias citas de los escritos de la Sra. Eddy que me fueron muy útiles para solucionar una dificultad de relaciones personales que tenía en ese entonces.
Durante este período, me encontré creciendo espiritualmente y utilizando más y más la Ciencia Cristiana para solucionar ese tipo de problema. Sin embargo, todavía no veía la razón para orar por las dolencias físicas.
Finalmente, dejé las actividades en mi iglesia para poder asistir a los cultos dominicales de la Ciencia Cristiana. Al terminarse el siguiente año, comencé a asistir con mayor frecuencia. Mi esposo se sentía agradecido de que me estaba volviendo más serena y amable. Durante este tiempo sané instantáneamente de una gripe; esto fue seguido de otras curaciones físicas, incluso las de dolores de cabeza, quemaduras, calambres, los efectos de una caída y un ataque de artritis.
Llegué a conocer muchos miembros de la iglesia filial a la cual estaba asistiendo regularmente y me sentía aceptada y amada, libre para tomar el alimento espiritual que necesitaba. Nunca sentí la presión de crecer más aprisa de lo que a mi parecer era conveniente. Siempre estaré agradecida por este apoyo silencioso. Naturalmente, deseaba ser miembro de una iglesia filial y de La Iglesia Madre, y finalmente lo logré; comencé a trabajar en esta religión maravillosa. Desde entonces, he tenido la alegría de tomar instrucción en clase de la Ciencia Cristiana. Cada día progreso en mi comprensión de Dios y de Su creación espiritual.
“El amor a Dios y al hombre es el verdadero incentivo en la curación y en la enseñanza. El Amor inspira el camino, lo ilumina, lo designa y va adelante en él.. . Esperad pacientemente a que el Amor divino se mueva sobre la faz de las aguas de la mente mortal y forme el concepto perfecto. La paciencia debe ‘tener su obra perfecta’ ” (Ciencia y Salud, pág. 454).
Dearborn, Michigan, E.U.A.
