Obtenemos nuestra corona de fidelidad a medida que alcanzamos un cristianismo puro. Y el único camino para alcanzar esta meta es cumpliendo con la ley divina expuesta en las enseñanzas y demostraciones de nuestro amado Maestro, Cristo Jesús. “La fidelidad es la base de la fe iluminada. Sin preparación para la santidad, no podemos recibir la santidad”,Ciencia y Salud, pág. 15. explica la Sra. Eddy en Ciencia y Salud.
La obra de Cristo Jesús no tiene parangón en la historia de la humanidad, y nadie podrá restarle importancia. Su obra fue, entre otras cosas, la demostración completa y absoluta de fidelidad.
Fidelidad a las enseñanzas del Maestro conduciría a la cumbre del Monte Horeb, al reino de la sabiduría divina. Pero para el corazón enfermo de la humanidad, sus palabras parecían oscuras, difíciles de entender.