La Biblia abunda en relatos de mensajes enviados por Dios al hombre. Desde la primera exposición sobre la creación en el Génesis hasta el último mandamiento imperativo en el Apocalipsis, Dios habla para que todos puedan oír. Seguramente, entonces, nuestro primer interés debiera ser examinar la calidad de nuestro escuchar.
El escuchar es una joya de muchas facetas. ¿Oímos? ¿Comprendemos? ¿Asociamos el escuchar con la actividad de pensamiento? Una de las oportunidades más importantes para escuchar es cuando estudiamos la Lección-Sermón, en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Cuando cerramos la puerta a las sugestiones de carencia y discordancia, estamos listos para oír la respuesta de Dios, perfecta y siempre presente, que responde a nuestras necesidades. Isaías, en forma elocuente, dice: “Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Isa. 30:21.
El escuchar con tal inspiración nos capacita para apreciar más profundamente las selecciones de la Biblia y del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, que esas Lecciones Bíblicas contienen.
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