¿Ha tenido usted alguna vez el intenso deseo de compartir con otro una publicación periódica de la Ciencia Cristiana sólo para ser rechazado?
“No, gracias. No me interesa la religión organizada”.
¿Cómo podemos llegar al corazón de quienes podrían amar la Ciencia Cristiana si la comprendieran?
¿Cómo se comunicó Cristo Jesús con los demás? Aunque no había publicaciones en aquella época, Jesús tenía el evangelio, las “buenas nuevas”, esas refulgentes palabras de verdad y amor que, como dice la Biblia, atraían “multitudes” a escucharle y recibir curación. Las palabras de Jesús eran interesantes, no sólo porque expresaban al Cristo, la Verdad, sino porque la gente sentía el afecto espiritual que él tenía por quienes le escuchaban.
El afecto espiritual tiene una profundidad que va más allá de una simpatía personal por los demás. Pone en evidencia la mano que Cristo nos tiende para ayudarnos: expresa esa pureza de pensamiento que nos hace ver más allá de la confusión y la fealdad de las condiciones humanas y percibir a cada individuo como en verdad es — el hombre de Dios — amable y amado, la expresión espiritualmente cabal de un Dios perfecto.
El afecto espiritual es una emanación del amor del Cristo: ese amor abnegado que percibe cuál es la necesidad humana y, sin embargo, encuentra la respuesta en Dios. Podría resumirse en estas palabras de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: “La divinidad del Cristo se manifestó en la humanidad de Jesús”.Ciencia y Salud, pág. 25.
El afecto espiritual de Jesús se reveló en la forma en que respondió cuando un leproso vino a implorarle con estas palabras: “Si quieres, puedes limpiarme”. El Evangelio de Marcos nos dice que “Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio”. Marcos 1:40–42.
Cuando pensamos en la abominable imagen que la lepra presentaba, podemos apreciar el profundo afecto espiritual de Jesús. Él tuvo “misericordia” y “extendió la mano y le tocó”.
Ese toque de Jesús, ¿no simbolizó acaso el toque de su entendimiento, a la manera del Cristo, de la perfección del hombre a imagen de Dios, que llegó a la consciencia del leproso y lo redimió? Quizás fue un leve toque físico para que el hombre tuviera la certeza de que al Maestro no le horrorizaba su aparente condición física. Tal vez ese toque fue ambas cosas. La lección importante que de ello se deriva es que “la divinidad del Cristo se manifestó en la humanidad de Jesús”. De alguna manera el leproso sintió realmente el amor infinito de Dios expresado divina y humanamente por Jesús. Lo que le sanó fue el toque espiritual del Cristo.
Este afecto por todos a la manera del Cristo es lo que necesitamos para vencer el prejuicio humano contra la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy recuerda a sus seguidores: “Estoy persuadida de que únicamente por la modestia y distinguido afecto ejemplificados en la carrera de Jesús, pueden los Científicos Cristianos ayudar al establecimiento del reino de Cristo en la tierra”.Retrospección e Introspección, pág. 94.
Si pensamos que la gente es abominable, grosera o carente de receptividad para la Verdad y el Amor, ¿cómo van a sentir el toque sanador del Amor divino? ¿No estamos dejando así que el sentido material nos predisponga en contra de ellos? Esta actitud mental prejuzga que el hombre es mortal. Pero no existen mortales intocables en el reino de Dios. El hombre es la idea inmortal de Dios cuya belleza, salud y pureza están eternamente establecidas en Dios. Cuando amamos a una persona y apreciamos su identidad verdadera a la semejanza de Dios, penetramos las barreras de resistencia que las creencias mortales han erigido en torno a ella. Entonces podemos llegar a su corazón.
Recientemente, en un aeropuerto, me sentí fastidiada por la apariencia general y las actitudes de algunas de las personas que me rodeaban. Sin embargo, al orar para superar mis sentimientos de repugnancia, sentí súbitamente que una cálida corriente de afecto por esas personas tocaba mi corazón. Me vino este pensamiento: “¡Cómo nos parecemos todos en nuestras esperanzas y anhelos! Y, sin embargo, ¡qué singulares somos como expresiones individuales de Dios!” Por algunos momentos pude ver más allá de la perspectiva material del hombre y percibir la idea de Dios que es verdaderamente amable.
Cuando estaba sentada en el avión, la joven que se encontraba a mi lado me preguntó dónde trabajaba. Cuando le dije que era conferenciante de la Ciencia Cristiana y trabajaba para mi Iglesia, inmediatamente se pusieron de manifiesto todos sus prejuicios. “No creo en la religión organizada. Creo que la religión es ser justamente lo mejor que se pueda”.
A medida que hablábamos, sentí un genuino afecto por los indicios de verdadera humanidad que su conversación revelaba. Sentía un profundo afecto por las personas ancianas y deseaba ayudar a los padres solteros. Era inteligente y solícita. Poco después, me preguntó dónde podía asistir a una conferencia. Le di entonces el último Christian Science Sentinel, que trae una lista de las próximas conferencias. Luego de un rato me preguntó dónde podía encontrar a un Científico Cristiano en su ciudad en caso de que deseara saber más acerca de la Ciencia Cristiana. Le mostré la lista de practicistas que aparecen en The Christian Science JournalLa lista de practicistas se encuentra en las últimas páginas de este Heraldo. y le pregunté si le gustaría tener un ejemplar.
“¿Puedo tenerlo? Mi esposo y yo lo disfrutaremos realmente. Siempre estamos receptivos a nuevas ideas”. Así fue que al irse, tenía el ejemplar del Journal que le había regalado. Sus últimas palabras fueron éstas: “Gracias por haberme hablado de la Ciencia Cristiana”.
Cuando oremos para manifestar el afecto espiritual que considera a cada individuo, no como un ser mortal, sino como el hijo inmortal y amado de Dios, estaremos ayudando a los demás en la forma en que Jesús nos enseñó a hacerlo. Y veremos que son personas receptivas que esperan ansiosas los mensajes sanadores que las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana pueden ofrecerles.